Pros y contras de los nuevos versión y vídeo de ‘Lo malo’ de Aitana y Ana Guerra

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Pros y contras de los nuevos versión y vídeo de ‘Lo malo’ de Aitana y Ana Guerra

Después de teasers, idas y venidas, anuncios, entrevistas y promos varias, por fin hoy, viernes 6 de abril del año 2018 del calendario occidental, llega la versión definitiva de ‘Lo malo’, reciente Disco de Platino en nuestro país. El single conjunto de las finalistas de Operación Triunfo 2017 Aitana –parece que su carrera continuará sin su apellido– y Ana Guerra –con apellido, pero no War– que se ha convertido ya en uno de los éxitos del año en nuestro país muestra una nueva producción –o eso pretende–, coincidiendo con el anticipado vídeo oficial. Al final, ni una cosa ni la otra parecen para tanto, pero no está mal.

A favor

1. La resultona estética del clip. Aunque se desliza que el despliegue de medios no ha dado para grandes pirotecnias –vale lo de la valla de obra y tal, pero… ¿solo había presu para una?– la fotografía e iluminación son bastante apañadas y descriptivas, dan bastante el pego.
2. La sororidad. Su idea es lo bastante facililla como para que el grueso del público de OT –muy joven, postadolescente en su mayoría– la asimile para sí, pero tampoco demasiado evidente: Ana y Aitana son mujeres que viven encerradas por el sexismo gris, pero la sororidad entre ambas –con un plano final muy claro– las empodera y las permite liberarse y bailar entre lobos.
3. El feminismo no lo capitalizan Ana y Aitana. Al final del vídeo, algunas de las bailarinas que participan en la coreografía son enfocadas en primer plano. Es decir, las protagonistas del mensaje de la canción no son solo sus intérpretes, son todas.
4. El nuevo sonido. No hace falta ser un técnico especializado para percibir la notable mejora de la masterización y un mejor tratamiento en las voces de las cantantes, pero en esencia no se han vuelto locos cambiando la canción demasiado. Curiosamente, la producción ahora corre a cargo de su autor original, Will Simms (y un tal “Morgan”), en detrimento de Antonio Ferrara, el hombre que se ha encargado de ese trabajo en todas las canciones de esta edición de OT.
5. La inclusión de Brisa Fenoy. Vale que Brisa Fenoy es una artista de la casa (Universal) y lo de adaptar la canción fue un encargo. Pero eso no justificaba en absoluto que se la obviara en los créditos de autoría –al menos, los que figuraban en la anterior versión del tema en Spotify–, máxime cuando se la invitó a aparecer y participar en la gala de Eurovisión de RTVE como compositora del tema. Sin embargo, en esta ocasión sí figura como co-autora de la canción, como corresponde. Tenía narices, máxime dado el trasfondo de la canción.

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En contra

1. El batiburrillo de imágenes y recursos random. “¿Y si abrimos con unos planos rollo VHS?” “¡Guapamente!” “¿Una figura de un flamenco?” “¿Por qué no?” “¿Qué tal si Aitana come chuches?” “Ideal, así se ve que no se sostiene del aire” “¿La vestimos con una capa a lo Caperucita?” “¡Claro que sí!” “¿Qué tal unos poderes telequinéticos que la hagan hacer volar sillas?” “¡Hace!” Y así muchas veces.
2. Demasiado protagonismo masculino. Teniendo en cuenta el mensaje de la canción, ¿por qué obtienen tanto protagonismo los bailarines masculinos? ¿No quedábamos en que esto iba de empoderamiento? Ni siquiera se justifique porque sean o parezcan lo malo: hacer poppin y break dance con esa efusividad es un poco cansino y previsible, sí, pero malo, lo que se dice malo… pues tampoco.

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