¿Qué narices podría unir conceptos tan dispares como el brit rock –es decir, el de grupos como The Joy Formidable o Sons & Daughters–, la música disco o Lana Del Rey? Dos palabras: Black Honey. Este cuarteto radicado en Brighton, comandado por la carismática Izzy B. Philips, a menudo comparada con Lana del Rey por su estilo vocal a lo starlette, debutaba sonoramente en 2014 con un EP homónimo- En él, canciones como ‘Corrine’ o ‘Madonna’ daban cuenta de su carácter aguerrido en lo sonoro, pero contrapuesto a cierta dulzura melódica.

Una línea que proseguirían en ‘Headspin’, EP de 2016, en el que algunos arreglos twang en las guitarras aportaban un carácter retro que, de nuevo, rememora algunos ambientes blues y retrorock (aún más acentuado en la estética 40s y 50s de muchos de sus vídeos) empleados frecuentemente por Lizzy Grant, como en el corte titular. Black Honey no han dejado de evolucionar en su camino, con canciones de tintes post-Madchester –como los de ‘Hello Today’–, épica rock –‘Somebody Better’– o seducción de medio tiempo country –‘Dig’–.

Aunque el gran salto en cuanto a diversidad estilística, el más ambicioso, se ha dado en este 2018, cuando ya se ha conocido la publicación de su debut homónimo, el próximo 21 de septiembre. En él tendrán cabida singles como el pseudo-hip hopero (aunque sin perder el toque “noir”) ’Bad Friends’, la sofisticación con toques surf de ‘I Only Hurt the Ones I Love’. Y también la última (o penúltima) sorpresa que nos tenían preparada: ‘Midnight’ es un sorprendente tema de inspiración disco, claramente bailable, que realmente pocos podían esperar en aquellos inicios.

Además, cuenta con un llamativo clip, tan violento como colorido, que enlaza con una historia de relaciones a tres bandas y celos que ya comenzaron a narrar vídeos atrás, siempre con el máximo cuidado estético y con Izzy como indiscutible frontwoman. En apenas unas semanas, podremos despejar la incógnita de si esta curiosa amalgama de influencias es coherente en todo un álbum.