La noruega Anja Garbarek, que algunos recordaréis por canciones como ‘The Last Trick’ o ‘I Won’t Hurt You’ o por sus colaboraciones en discos de Robert Wyatt como ‘Cuckooland’ (álbum del año 2003 en Rockdelux) o ‘Comicopera’ (2007), vuelve tras 13 años sin disco de estudio. Y no lo hace de cualquier manera sino con un lanzamiento muy particular inspirado por el visionado de varios documentales sobre salud mental. Además, existen dos versiones oficiales de este disco: «la amarilla», que podemos considerar la más pop, 10 canciones secuenciadas con sus puntos cumbre muy definidos; y «la roja», planteada más como una experiencia cinematográfica o teatral, sin duda más arisca, pero también más fiel al concepto que Garbarek tenía en mente. No hay más que recordar que lo presentaba como un obra de arte performativo en Oslo y Bergen, con conciertos de más de una hora en los que la representación era esencial, como puede verse en Youtube.
Es curioso que esa actuación sea definida por el propio sello de la cantante como «entre Lynch y ‘El Mago de Oz'», pues el protagonista que ha escogido para hablar de las enfermedades mentales se llama Bob, como uno de los personajes fundamentales de ‘Twin Peaks’. Más que un personaje, una viva representación del mal que es la que lleva al protagonista de ‘The Road Is Just a Surface’ a perder la facultad de hablar, de relacionarse adecuadamente con los demás, o de comunicarse incluso en lo más básico. ¿No es un poco Ronette Pulaski? La experimental ‘Bob’s Song’, un diálogo entre el propio Bob, su madre («¡pero si era un bebé precioso!») y un entrevistador, es la canción más explícita al respecto, pero son varias las canciones que tratan estos temas a lo largo del álbum.
Además de esta ‘Bob’s Song’, también incorpora fragmentos de los documentales ‘Into Madness’ de Susan y Alan Raymond y ‘God Plays Sax, The Devil Violin’ de Alexandra Gulea otra pista, ‘Skilful Talker’. Pero todas las letras hablan de sueños rotos e infancia perdida («todo lo que él quería era volar sobre el océano», dice ‘Lady Predator’), enfermedad y esperanzas que se desvanecen (‘In Between’), dificultad para deletrear (‘Heavy Forms’, de loquísima percusión) o para identificar objetos, como ‘Confessional Memories’, que se pregunta: «¿a quién encontró / qué dijo / dónde fue su cuerpo?».
Entre las curiosidades de este experimento, el punto de vista de ‘The Witness’, un tanto sarcástico por tono, con Anja Garbarek preguntándose casi con maldad (¿o es resignación?) dónde ha ido la belleza del protagonista, casi disfrutando de cómo «no puede mantener el cuerpo tan tranquilo como sus palabras»; o la bailable y casi pop ‘The Will to Walk’, en la que también se percibe una extraña sorna ante la dificultad de caminar de Bob y el «espectacular desastre» que genera. No es de extrañar que Anja indique que este ha sido «el trabajo más duro y a la vez el más bonito» que jamás ha hecho, o que si no ha vuelto antes es porque sencillamente no tenía nada que decir, pues la coartada intelectual está aquí bastante trabajada.
Mientras la «versión roja» del álbum funciona más como una banda sonora propiamente dicha, con sus fragmentos ambientales y experimentales, escuchar «la amarilla» es atender a un buen disco de música pop con el que reconciliarse con los años 2000. Black Box Recorder, Jay Jay Johansson, Emíliana Torrini, Psapp, los primeros Goldfrapp (o los de ‘Jo’) o Stina Nordenstam son nombres que pueden venir a la mente escuchando ‘The Road Is Just a Surface’, sobre todo si no conocías previamente los trabajos de Anja Garbarek. El álbum puede resultar algo áspero a veces, pero en su cruel devenir («caemos en un gran agujero (…) donde somos realmente pequeños», termina diciendo ‘Never Both’) también sitúa a Garbarek como un precedente de las ahora tan exitosas Halsey y sobre todo Melanie Martinez.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘The Will to Talk’, ‘The Witness’, ‘Heavy Forms’, ‘Lazy Predator’
Te gustará si te gusta: Goldfrapp, Emilíana Torrini, Melanie Martinez, Black Box Recorder
Escúchalo: empezando por la «versión amarilla»