Siempre ha habido un elemento de ingenuidad en las letras de Jonny Pierce, como si fuera su niño o adolescente interior quien hablase a través de ellas. En el pasado le hemos escuchado cantar cosas como «maravillosa ignorancia, deja que me sumerja en ti por un rato, como un niño, déjame sentir como un niño» (‘Kiss Me Again’) o «no me dejes solo al lado de la hoguera, no quiero morir solo» (‘U.S. National Park’). ¿Cuántas son las veces en que Pierce ha expresado en sus canciones miedo a perder a alguien, miedo a la soledad, miedo al «mundo real»?
Con este historial no sorprende que el cantante se haya mudado a una casita en los bosques de Nueva York, al margen de todo, incluso de la fama, para disfrutar de su novio (en la portada) y componer la mitad, ya completamente en solitario, de este ‘Abysmal Thoughts’ que se ha terminado en Los Ángeles. Pierce ha adoptado además un estilo de vida minimalista y «consciente» -aparentemente es vegano y no compra en Urban Outfitters porque su director ha sido acusado de homófobo– que se transmite en cada segundo de ‘Abysmal Thoughts’, donde la producción brilla por su ausencia (en el mejor de los sentidos) y en que cada letra y melodía parece tener su razón de ser.
En el primer single de este nuevo disco, el infeccioso ‘Blood Under My Belt’, Pierce reconoce: “tengo miedo del niño que vive en mí, pues no sé si está aprendiendo”. Es el mismo niño desvalido que emerge cuando a Pierce le atormentan los recuerdos de sus padres, que nunca han aceptado su homosexualidad (‘Head of the Horse’) o de las putadas que ha hecho a sus ex novios («tú fuiste amable y yo cruel, ahora estoy perdido y me siento estúpido», canta en ‘Are U Fucked’). Por eso, cuando encuentra el amor, se acoge a él con la mayor de las fuerzas. “Si todo lo que compartimos no significa nada», lamenta Pierce en ‘All We Share (Means Nothing)’, «entonces mi vida entera está vacía”. Pierce es el eterno adolescente. Para que luego digan de Avril Lavigne.
A menudo las historias que nos cuenta Pierce son desoladoras, como en la mejor canción del disco, ‘Under the Ice’, donde el cantante reconoce haberse sentido «toda la vida atrapado bajo el hielo, así que si me ves con una media sonrisa, cariño, que sepas que estoy intentando no ponerme a llorar». Pierce acompaña esta letra con una melodía majestuosa, como en ‘Heart Basel’, donde el cantante pide a su amante «por favor, llámame y dime que me quieres, porque mi vida se ha puesto fea ahora mismo, y lo único que quiero es un cigarrillo y bailar bajo la lluvia» a través de un falsete irresistible. ¿Y soy yo o ese «beats for you» del final (refiriéndose a su corazón) suena como «it’s the end»?
Estas canciones no van a llegar al mismo público que compró el primer disco de The Drums, pero son tan inmediatas como las de aquel o más. ‘Blood Under My Belt’ es básicamente un hit que llega demasiado tarde. Es el retrato de una relación al borde de la ruptura («es verdad, te he hecho daño, pero todavía te quiero y no quiero que esto acabe») y sus cuerdas afiladas están sacadas directamente de un baúl de canciones perdidas de los sesenta. Por supuesto las canciones de The Drums, esqueléticas como en este disco, desprenden un poderoso aroma clásico, pero por suerte ahora las melodías son memorables, tanto que Pierce puede permitirse hacer pop dramático (‘Mirror’), añadirle un fondo electro (‘I’ll Fight for Your Life’) o desnudarse completamente en ‘All We Share (Means Nothing)’ y salir airoso.
Aunque en su momento Pierce y su antiguo compañero de banda, Jacob, dijeron que ‘Encyclopedia‘ era el «disco de sus sueños«, escuchado ahora queda claro por qué la popularidad de The Drums ha dado un bajón tan grande respecto a los tiempos de ‘Let’s Go Surfing’. Sencillamente las canciones de aquel disco, con excepciones como ‘Wild Geese’ o ‘I Hope Time Doesn’t Change Him’, no eran tan buenas como para justificar su exceso de producción. Por eso ‘Abysmal Thoughts’ representa la mejor de las noticias para los fans de The Drums: si el disco suena austero es precisamente porque mayormente contiene las melodías que no tenía el disco anterior. Las canciones hablan ahora por sí mismas. Y qué canciones.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘I’ll Fight for Your Life’, ‘Blood Under My Belt’, ‘Heart Basel’, ‘Under the Ice’
Te gustará si te gusta: las grandes melodías por encima de la producción
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