Una de las cosas malas de que te gusten artistas de otras épocas, aparte de no tener la suerte de verles en la plenitud de su juventud y su éxito, es que cualquier día te enteras de que padecen una grave enfermedad (por desgracia, esto no es algo exclusivo de los artistas veteranos) o que simplemente les ha llegado su hora.

Éste ha sido el caso del cantante norteamericano Gene Pitney, que ha fallecido a los 65 años. El Rock’n’Roll Hall of Fame, del que era parte desde 2002, está de luto desde la magrugada del pasado miércoles. Pitney fue hallado sin vida en la habitación del hotel donde se alojaba después de ofrecer un concierto en Cardiff, en medio de su gira británica.

Ya de adolescente sabía que la música sería su vida y a principios de la década de los 60 ‘(I Wanna) Love My Life Away’ le llevó a los primeros puestos de las listas americanas y británicas. Éxitos como ‘Every Breath I take’ (con ese impresionante falsete), ‘Hello Mary Lou (Goodbye Heart)’ o ‘Mr. Moon, Mr. Cupid and I’ le convirtieron en un icono del pop adolescente. Innovó en canciones como ‘Mecca’, merecedora de aparecer en un musical de Bollywood y coqueteó con la cara más country del pop junto a artistas como George Jones y Melba Montgomery. Grabó versiones en varios idiomas (alemán, italiano, español…) que le introdujeron rápidamente en el mercado europeo, llegó a participar un par de veces en el Festival de San Remo y su versión de ‘Nessuno me può giudicare’ (popularizada por Caterina Caselli) fue todo un éxito. Además, compuso diversos temas para otros artistas y grupos femeninos del sonido Spector, como la genial ‘He’s a Rebel’ de The Crystals.

Cuarenta años han pasado desde entonces y hasta su muerte siguió entregado a sus fans, dando giras y organizado encuentros y chats con ellos. Ha sido una gran pérdida para los seguidores de los oldies del pop. Pero me alegro del trabajo que hizo y de lo que nos ha dejado. Y es que no encuentro ninguna canción suya que no me guste. Descansa en paz, Gene.