Yo no soy muy fan del cine de terror ni de las películas premiadas en Sitges, pero ‘Hard Candy’ me inquietaba lo suficiente como para gastarme mis seis euros en ir a verla. Bien es cierto que no es la película del mundo y que a los puristas del terror y del misterio les parecerá flojilla, pero he de reconocer que en ella he podido ver una de las mejores venganzas del cine.

Todo comienza con una adolescente de catorce años, Hayley, que chatea con un interesante fotógrafo de treinta y dos, Jeff. Enseguida quedan y la niña se muestra más que solícita con el ya bastante sospechoso fotógrafo: que si cuándo me haces unas fotos, que si mírame sin camiseta, que si voy a poner un poquito de vodka para que nos entonemos… Cuando ya estás pensando lo de «hay que vigilar más con quién chatean los niños» y estás empezando a acordarte mucho de la letra de ‘Crimen En Levante’, la película da un giro de 180º y lo que parece que va a convertirse en un clásico caso de pederastia con una lolita, termina siendo una cruenta y merecida venganza.

Ellen Page, la actriz canadiense que da vida a Hayley, borda su papel de teenager que es capaz de ser la niña más dulce del mundo y la más maquiavélica harpía, aunque a veces resulta poco creíble que pueda ser tan madura… Claro, que al final tampoco queda muy claro si Hayley es tan pequeña o ni siquiera si se llama así. La pequeña Hayley está llena de misterios. Por su parte, Patrick Wilson interpreta al «sufrido» pederasta, sobre quien recae la peor de las venganzas que se pueden sufrir. Una película no muy recomendable para hombres muy sensibles. 6,5