Aun a riesgo de que se nos pueda tachar de irreverentes, los últimos acontecimientos nos obligan a hacernos eco de algo más que llamativo: ¿qué clase de parafilia está experimentando Benedicto XVI con los sombreros? Desde que comenzase su papado le hemos visto luciendo toda clase de tocados, algunos tan peregrinos que no pintan demasiado en la cabeza de un pontífice. Qué será lo próximo, ¿un porkpie? Al final va a resultar que Ratzinger es un visionario y un modelno en toda regla, y que su afición por los sombreros no es más que una muestra de su preocupación por la moda. Quizá algún día nos sorprenda excomulgando a terroristas de la moda como Ana Obregón o Pamela Anderson. Hagamos un repaso por los sombreros papales que, quién sabe, a lo mejor de repente son tendencia o algo. Comenzamos con este panamá, que en su última visita a Baviera el Papa lució para protegerse del sol (¿?). Como un explorador Benedicto XVI surca Baviera ataviado como Dios manda.
Saturno. Este sombrerito recibe el nombre de Saturno debido al parecido del ala con los anillos del planeta. De estilo ranchero y con ricas decoraciones doradas, el saturno sirve para los días más calurosos y para esos momentos vaqueros que todos tenemos.
Camauro. No es un gorro de Papá Noel sino un sencillo accesorio forrado de piel de armiño para los días más frescos que Benedicto ha recuperado tras muchos años en desuso. Un must.
Mitra. En los grandes fastos lo más normal es verle tocado con una mitra como ésta, adornada con la cruz latina y otros motivos católicos y terminada en punta.
Mitra blanca. Versión en blanco de la anterior y algo más bajita. Debe ser para misas menos solemnes, en plan mitra arreglá pero informal.
Mitra pequeña. Una suerte de pañuelo baturro estirado por la punta o una mitra normal achatada. Una muestra más de la versatilidad de la estética católica.
Birreta blanca. Este artilugio en este color lo pueden lucir sólo los Papas. Es muy usual ver a Benedicto XVI luciendo una de éstas, que es como más de sport.
Birreta roja. La reciben los cardenales, de ahí que ahora ya no podamos ver a Ratzinger con ella.
Sombrero tirolés. Un grupo de Guardias Alpinos italianos le ofreció su gorrito tirolés y Benedicto, gran fan de ponerse todos los gorros que le den, se lo puso.
Toalla. Esta imagen pertenece a la reciente visita del Pontífice a Valencia, donde debió pasar tanto calor que se tuvo que cubrir con una toalla para que no le cayeran los sudores por la cara. Un hombre muy apañado.
Tricornio. Mítica es esta imagen del Papa probándose durante poco más de un segundo un tricornio que le ofrecieron unos Guardias Civiles en Roma. Un detallazo.