Ingredientes:
-4 huevos
-una tacita de whiskey
-una tacita de ron
-una tacita de leche
-una tacita de nata de montar (no confundir con la de cocinar que es más grasa)
-media tacita de azúcar
-nuez moscada
Se cogen los huevos y se separan las yemas de las claras, que es una de mis cosas favoritas de la cocina. Esto se hace cascando un huevo por la mitad encima de un bol y pasando la yema de una mitad de la cáscara a la otra. A medida que va pasando la yema de un lado a otro va cayendo la clara en el bol. Cuando queda poca yema, se echa la yema en un plato hondo. Así con los cuatro huevos.
Ahora viene lo peor de esta receta, que es, lo habéis adivinado, montar las claras. Batir las claras para dejarlas a punto de nieve es una de las peores torturas que hay en esta vida, y si no tienes varillas especiales ni te cuento. Lleva unos 10 o incluso 20 minutos, pero con suerte igual te sale un poquito de músculo. La textura espumosa resultante es esencial para esta bebida. Una vez acabado se le echa la mitad del azúcar, o sea un cuarto de la taza. La otra mitad de la taza de azúcar se le echa a las yemas y se remueve. Esto ya es más fácil.
Se vierten las yemas sobre las claras montadas y se va removiendo lentamente. Se sigue removiendo lentamente y se echa el whiskey. La cosa ya va poniéndose emocionante. Se sigue removiendo y se echa la leche. Se sigue removiendo y se echa el ron. Se sigue removiendo y se echa la nata. Y sorpresa, ¡ya está! Esto se supone que es potable, así que se echa en vasos y se añade un poco de nuez moscada por encima. Piscu dice que en América la Navidad sabe a nuez moscada.
Sí, ya sé. Huevo crudo, azúcar con whiskey… Es una cosa repugnante, pero pensad en todos los que se habrá tomado Joel Gibb. Allí se lo compran hasta en tetra-bricks, o si no mirad lo contento que se lo bebe este chico.
La repera viene a la mañana siguiente cuando en el «egg nog» sobrante, metes unas rebanadas de pan de molde en el bol, lo fríes y te lo comes con mermelada o sirope. Preparad los omeprazoles.