En estas épocas navideñas, en las que resulta más peligroso para la salud física y mental abrir un archivo de Power Point que un ejecutable con el nombre virus.exe, nada como recordar a los gatitos y perritos que hace unos años nos cantaban bonitas canciones de navidad.
Recuerdo que los telediarios dedicaron su minuto de gloria a los creadores de este simpático engendro. No es para menos, porque los gatitos siempre resultan un buen producto, que diría Risto, y más si hacen monerías mientras cantan.
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Espeluznante y simpático al mismo tiempo.