Todavía me cuesta un poco centrarme en lo nuevo de Bright Eyes (y eso que lo publicó a principios de año, que vaya tela) pero ya sólo por la carrera de este chico, merece la pena comentarlo. Hay que recordar que nuestro querido Connor Orbest se enganchó a todas las drogas habidas y por haber en el momento en el que más despuntaba su carrera, y que luego se pasó un tiempo en Cassadaga, un campo espiritual de Florida, para ver si mejoraba un poco. De esa época anterior, es fácil recordar canciones como ‘Hit the Switch’, del álbum ‘Digital Ash in a Digital Urn’ (luego estaba el otro, más folkie, ‘I’m Wide Awake, It’s Morning’), donde coqueteaba con la electrónica y soltaba perlas del tipo «and in the middle of drinks, maybe the fifth or the sixth / I’m completely alone at a table of friends / I feel nothing for them. I feel nothing, nothing».
Ahora, después de un cuidado proceso de rehab (lo que nos hace pensar que quizá haya esperanza para otros) Bright Eyes nos muestra su cambio radical en ‘Cassadaga’, donde las canciones se hacen un poco menos atormentadas, él se muestra algo más optimista con respecto a todo lo que pasa y vuelve un poco al toque folk que le vio nacer.
‘Cassadaga’ suena bestial, con una instrumentación que pone los pelos de punta, preciosista y realmente bien producido. Sin embargo algo falla. Aunque muchas de sus letras siguen teniendo ese regusto amargo al que nos tiene acostumbrados, este nuevo trabajo no llega a emocionar como lo hizo el antes mencionado ‘Digital Ash in a Digital Urn’. Quizá porque el nuevo parece más críptico y menos autobiográfico. Y es un disco grandísimo, muy fácil de escuchar y de seguir, en el que hay verdades absolutas («Oh, I’ve made love, yeah, I’ve been fucked, so what?») pero cuando acaba, la sensación que da es que a Connor Orbest alguien nos lo ha cambiado.
Calificación: 7,5/10
Temas destacados: ‘Four winds’, ‘Make a plan to love me’ y, desde luego, la increíble ‘Hot Knives’.
Te gustará si te gustan: Rufus Wainwright, el folk.
Escúchalo en: Myspace