Madrid se apaga

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Madrid se apaga

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Sabe Dios que hemos tenido nuestros más y nuestros menos con el Nasti y su sistema de aire acondicionado, pero también es verdad que cuando nos paseamos por el resto de Europa, nos da vergüenza la escasez de salas de nuestra capital: no podemos permitirnos el lujo de perder más. Lo que es más decepcionante es que a diferencia de otras ciudades, la cosa tiene pinta de ir a peor. Ignoramos el tipo de licencia de que dispone el Nasti, pero tenemos la ligera impresión, quizá equivocada, de que el Ayuntamiento busca que Madrid tenga una vida nocturna, en una palabra, pueblerina. Triste. Este es el post que puede leerse en el blog de la sala, que de repente ha pasado a cerrar a la hora de las abuelas.

Queridos amigos/enemigos del Nasti, Barbarella y Astoria:

Os preguntaréis qué coño está pasando con la sala, por qué, de repente, cerramos a las tres y media de la mañana y no a las cinco y media o seis como venía siendo lo habitual en los últimos catorce años tanto como Maravillas como Nasti.

La cosa es bien fácil: Dos policías a la puerta de nuestra casa (como bien dicen nuestros queridos Punsetes) nos impiden semana tras semana estar con «ustedes vosotros» toda la noche de juerga. ¿Por qué ahora? Nadie lo sabe.

¿Por qué de repente dicen «es que han cambiado las licencias» ? Curioso. Ninguna sala tiene notificación de ese cambio.

¿Cómo es posible que no sepamos nosotros mismos qué clase de negocio regentamos? ¿Cómo es posible que los dueños del local no sepan qué clase de local alquilan? Y es más , ¿Cómo es posible que esta sala haya estado funcionando catorce años como sala de conciertos y de repente a un par de policías iluminados se les ocurra que no debe ser así?

Bueno, pues es algo que a nosotros se nos escapa de las manos (y de los nervios). Nos consta que hay más salas, y muy conocidas también, en la misma situación. A lo loco.

Resumiendo : a alguien de repente se le ha encendido una lucecita en la cabeza y ha dicho: «Uy, pero si en Madrid aún quedan salas de conciertos. Vamos a cerrarlas todas, qué coño. Lo que realmente necesita esta ciudad son cuatrocientos Starbucks más. Y resulta que mi cuñado bla, bla, bla….» La historia de siempre.

¿Cuánto resistiremos este ataque? Nadie lo sabe, pero en esas estamos.

Desde aquí queremos dar las gracias a todos los amigos que, pese al cambio de horario, se han venido a apoyarnos todas las noches desde primera hora hasta el prematuro cierre.

Gracias mil.

ASTORIA, BARBARELLA Y NASTI abrirán a la hora que les de la gana, pero cerrarán a las tres y media hasta nuevo aviso.

PD: Es necesario escuchar «Dos policías» de Los Punsetes o cualquier canción de Eskorbuto para meterse a fondo en el papel.

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