Cuatro estrenó anoche la miniserie de dos episodios ‘Impact’ en sustitución de ‘Hay alguien ahí‘. No importa que sea una superproducción de 13 millones de dólares. Cuando te encuentras algo así, zapeando, siempre hay un algo, una niña llorando, una pareja de novios con problemas, que te hace pensar: «qué cutre». Pero igualmente no importa. Todo lo que tenga que ver con el fin del mundo engancha y mucho. Sirva como ejemplo esta fabulosa sinopsis de la miniserie extraida de Fórmula TV: «se adentra en la catástrofe que se produce en el planeta por culpa de una fuerte lluvia de meteoritos que impacta sobre la Luna. Todo ello provoca una serie de anomalías en la Tierra: el crecimiento exagerado de las mareas, casos esporádicos de ingravidez e incluso la interrupción del servicio de teléfonos móviles». Eso, eso, que se acabe la gravedad en la Tierra pero por favor que no falle el servicio de teléfonos móviles.
Esa es la idea principal. Una lluvia de meteoritos que cae sobre la Luna provoca anomalías en su órbita y en su relación con la Tierra, afectando a la gravedad cuando se acerca a ella provocando fallos eléctricos, averías y accidentes primero y, finalmente, amenazando con impactar sobre la misma. Un crescendo que la audiencia agradece porque se va pasando de pequeñas desgracias a desgracias mayores y mayores.
Esta coproducción entre EE.UU., Canadá y Alemania (a ojo parece bastante europea), protagonizada por rostros conocidos de la televisión americana como David James Elliott (‘JAG, alerta roja’), Natasha Henstridge (‘Eli Stone’) o Steven Culp (‘Mujeres desesperadas’), no aporta las reflexiones casi filosóficas y darwinianas de la injustamente denostada ‘Deep Impact’, pero probablemente tampoco es lo que se le pide a una miniserie catastrofista de televisión, carne de cañón para las tardes y noches de verano.
Abejas asesinas, serpientes en el avión, aguas contaminadas, huracanes y terremotos en un fin del mundo infalible para la pequeña o grande pantalla, que triunfa tanto, contra viento (guiones pésimos) y marea (personajes y familias desgraciadas, mujeres embarazadas que no pueden estar más estereotipadas), que casi parece que lo anhelamos. Si ya lo cantaban, tan contentos, R.E.M. 10.