Lidia Damunt / En El Cementerio Peligroso

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Lidia Damunt / En El Cementerio Peligroso

cementeriopeligroso_big«(…) una guitarra desafinada acompañada de una voz irritante que taladra con textos absurdos». Así es como calificaba Carlos Marcos en el EP3 del día 8 de mayo la música de Lidia Damunt y a este su segundo álbum ‘En El Cementerio Peligroso’ como «26 minutos (…) de suplicio». Casi nada. La crítica, que colgaron los colegas de El Ruido De La Calle, no tiene desperdicio y se descalifica por sí misma. Lo del «lobby indie» da para otro post por sí solo. La cuestión es que es evidente que la música de Lidia no tiene por qué gustar a todo el mundo. Pero también me atrevo a decir, don Carlos (me lo imagino mayor, no sé por qué), que el lobby indie (o indi), de existir, no será tan fiero. Su forma de cantar es a menudo disonante, no es una guitar hero y sus letras pueden resultar demasiado naïf para según qué mentes, pero para mí Lidia confirma en estas diez canciones su capacidad para, valiéndose del blues y el folk más tradicionales, crear un universo propio y único.


Hay un evidente y manifiesto interés en Lidia por no estancarse en ese sonido vivo y natural de ‘En La Isla De Las Bufandas’ desde el momento en que decide grabar el disco con sonido mono (finalmente se hizo en los Estudios Circo Perrotti de Jorge Explosion -de Doctor Explosion, claro-) e incluye algunos leves arreglos de percusión, steel-guitar, coros, bajos o efectos que dinamizan las canciones, las dotan de un mayor recorrido (‘En el fondo del mar’ es un ejemplo clarísimo). En cuanto a los textos, Lidia se muestra de nuevo como una capaz juglar (con el regreso del caballero ‘Guinglain’), una hábil relatora de viejos misterios (‘El hundimiento del Sirio’) y una inteligente contadora de sueños. El surrealismo de esta vertiente onírica en canciones como ‘Perdóname’, ‘En el cementerio peligroso’, ‘Eco Eco’ (retomando a sus personajes Kanel y Vanilji) o ‘Museo de Historia Natural’ (con ese rinoceronte cantando una clásica letra de flamenco), que parecen suspendidas en ese estado de duermevela entre lo real y lo imaginario, parece consolidarse como la principal baza de Lidia, aunque sea justo decir que hay algún corte sensiblemente más flojo que el resto (‘Su nombre es Chaan’). Sobre todas ellas destaca sin duda ‘Echo a correr’, más melódica de lo que acostumbra, y con una letra tan inquietante como emotiva. «Hay un tren que pasa por mi cabeza y no lo puedo perder» es ya mi frase cantada favorita del momento.

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Calificación: 7,7/10
Temas destacados: ‘Echo a correr’, ‘Perdóname’, ‘En el cementerio peligroso’, ‘Eco Eco’
Te gustará si te gusta: el blues crudo con letras alucinadas
Escúchalo: en Myspace

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