Dicen en las Facultades de Comunicación que los lectores de periódicos acuden al más afín a su ideología para reafirmar sus ideas ya establecidas. De una forma parecida actúan los compradores de discos en Reino Unido, que sólo se animan a pasar por caja por aquello que ya conocen muy bien previamente y saben que les gusta. El Mercury Prize, uno de los premios más prestigiosos del mundo, suele alimentar las ventas del ganador… pero a juzgar por lo que ha pasado este año, sólo si los consumidores conocen al artista previamente. De lo contrario, les da igual.
‘I Am A Bird Now’ de Antony & The Johnsons llegó al top 2 en este país después de alzarse con este premio. ‘The Seldom Seen Kid’ de Elbow volvió al top 10. Pero nada de esto ha sucedido con la ganadora de este año, Speech Debelle, que sólo había vendido 1.000 copias cuando fue nominada, vendió otras 2.000 antes de ganar y en la semana en que recibió el premio, sólo llegó a la posición 65, vendiendo 3.000 más, para después desaparecer de la lista, de momento para siempre. Cifras ridículas para un país que aún mueve cientos de miles de copias cada semana.
No se sabe si ‘Speech Therapy’ será relanzado en el futuro (el mes que viene ella aparecerá en Vogue), pero hasta ahora todo intento de promocionarlo (singles en Radio One, banners en Spotify) ha resultado un gran fracaso y el álbum ronda las 15.000 copias, muy lejos de algunos de sus competidores en el premio. Parece fácil imaginar que si Florence, Horrors, La Roux, Bat For Lashes, Kasabian o alguien a quien ya conociera el gran público, hubiera ganado, ese artista habría pasado automáticamente a ser uno de los más vendedores del año, pero eso no ha sucedido con un Mercury Prize que en teoría busca dar a conocer a nuevos artistas, pero que, tras su fracaso como «trendsetter» en 2009, probablemente vuelva a buscar un baño de masas más propio de los Brits en 2010.