Escuchar la voz de Stuart Murdoch, a cappella, en los primeros segundos de este disco es emocionante. Qué recuerdos ‘I Fought In A War’ en Viaje a los sueños polares. Corre el año 2000 y una generación entera de perdedores fracasa como 15 años antes lo hacían los fans de los Smiths. El mundo actual también necesita un grupo como Belle & Sebastian.
‘Family Tree’, cantada por Isobel Campbell, no es la mejor canción del disco, pero como declaración de intenciones nos sirve perfectamente para resumir el sentir de un grupo que suena cándido e incluso para algunos, al menos en aquella época, blando, pero que en realidad no deja de revolverse preguntándose por el sentido de la vida. Belle & Sebastian se dan cuenta de que el mundo es una mierda en la intimidad de su cuarto, pero en lugar de subirse al escenario y romper una guitarra, se estrujan el cerebro para llegar a una conclusión que, como por casualidad, les suena más filosófica que pretenciosa. ‘Family Tree’ es uno de los temas más delicados del disco, pero el mensaje es fuerte y claro: ser tú mismo independientemente de lo que te digan porque más vale «estar gorda que confundida».
Son muchas las canciones que hablan sobre un enfado («Buen día para enfurruñarse», se llama una) o sobre una decepción, pero siempre desde el complicado prisma del grupo. Y no decimos complicado porque a veces no quede muy claro lo que quieran decir, que también, sino porque Belle & Sebastian no se presentan como la típica víctima indefensa a la que hacen daño y se queda reducida en una esquina. Hay un componente evidentemente trágico en su música, ‘Chalet Lines’, una de las más delicadas pero también más crudas, habla sobre una violación; pero las cosas en la vida no son blancas o negras y lo grande es que sus canciones, al hablar de amor, sean capaces de captar un grado de realismo tan elevado.
‘Don’t Leave The Light On, Baby’ parece hablar sobre alguien que es tan desastre que hace daño a otras personas hasta que esas otras personas le dejan. ‘Woman’s Realm’ es un juego entre lo que tiene que cambiar alguien o lo que no para agradar a otra persona. Y tampoco falta en las letras la perversión sexual o la infidelidad, como en ‘The Model’, en la que hay quien asume la segunda voz como todo lo que no se atreve a decir la primera, algo que daría para una larga e interesante discusión porque en algunos puntos no concuerda.
En cualquier caso, el juego de voces da al disco un sentido coral muy cinematográfico, también en la portada, con las gemelas Gyða y Kristín Anna Valtýsdóttir de múm. La violinista, Sarah, canta ‘Waiting For The Moon To Rise’, Stevie se encarga del gran himno ‘The Wrong Girl’ e Isobel Campbell anticiparía la suciedad de su disco junto a Mark Lanegan en ‘Beyond The Sunrise’. En esta el diálogo es claro, en otras no tanto, pero en cualquiera de los casos es muy comprensible que Todd Solondz se fijara en ellos, o que ‘I Fought In A War’, aun hablando sobre una experiencia personal, con ayuda de ‘Para Esme con amor y sordidez’ de J.D. Salinger, como reconocía Stuart, terminara de banda sonora de ‘Why We Fight‘. La canción puede ser una metáfora sobre los difíciles caminos de la vida, pero también puede ser tomada en sentido literal.
‘Fold Your Hands Child You Walk Like A Peasant’ fue el último disco de Belle & Sebastian para Jeepster y es la consecución del sonido que practicaron durante los 90, una época en la que sería difícil decidir qué álbum de Belle & Sebastian es mejor. Esta vez sin guiños electrónicos, aunque ‘Nice Day For A Sulk’ podría haber sido una inspiración para la generación de grupos de sonido juguetón lo-fi tipo Casiotone, vuelven a producir preciosos subidones de cuerda y viento (‘Woman’s Realm’, impresionante final de disco con ‘There’s Too Much Love’). Después se acabaría el universo del grupo sin vídeos ni conciertos, con singles extraidos que sustituirían a los EP’s llenos de inéditas, se iría Isobel… pero seguiría siendo muy duro escoger qué disco de Belle & Sebastian molaría más, al adoptar la banda con éxito los sonidos glam en el excelente ‘The Life Pursuit’.