Este fin de semana se estrena ‘El odio que estremece’ y si todo le va bien a su director Óscar María Ramos, que ya se encargó de otro «odio» del mundo del pop, el vídeo ‘Me odio cuanto miento’ para Fangoria, dentro de 15 años todavía estaremos recordando lo mala que era su película, de la misma manera que todavía nos sonreímos cuando recordamos ‘Killer Barbys’ de Jesús Franco. ¿Estará ‘El odio que estremece’ a la altura?
Por supuesto que sí. Incluso diría que supera las expectativas. La película tiene una trama prometedora: «una ola de odio se ha desatado en Madrid. Una ola de odiópatas va invadiéndolo todo, ampliando su radio de acción y contagiando a los que se encuentran a su paso», todo ello pretendiendo ser una metáfora sobre el mundo de la farándula de hoy, sobre todo en el mundo del artisteo (hay pintores, presentadoras de televisión, tristísimos cantantes). Esa eterna tercera persona.
Rodada en vídeo y sin ningún tipo de financiación, algo que notaréis en el minuto uno, la película cuenta con Marta Gutiérrez-Abad, Francisca Ródenas, Rebeca Medina, la mujer del tiempo Conchín Fernández y cameos de Darío Paso o Ismael Martínez (‘El internado’). Unos hacen de odiópatas vampiros (buenísima la frase final de la película) y otros de víctimas, pero la mayoría beben o lo intentan, de Almodóvar en todas sus facetas, desde la surrealista a la costumbrista, como la mujer que pierde altura y lo celebra o la que ve el futuro tullida desde su cama, el mejor personaje del filme.
Aunque cuando realmente Óscar se supera, que prometíamos que la cosa superaba expectativas, es cuando, hacia la mitad, empieza a convertir toda esta historia de sangre y odio en un musical con unas canciones propias de En plan travesti, del Galileo Galilei (que no del Neu!) y otras un tanto inclasificables. Realmente consigue eso, estremecer. 0.