Mientras en un par de cadenas de televisión la noche del viernes, algún famoso ofrecía toda la carne en el asador a corazón abierto, Nacho Goberna hacía lo propio, con más recato y sosiego, en el Teatro Lara ante un público ansioso por volver a escuchar canciones de La Dama se Esconde. El atractivo no era sólo oír aquellas viejas canciones de los 80 con cierto sabor inglés o las nuevas de su último disco ‘Un bosque de té verde’. Lo más atrayente de la cita era que se hiciera en un teatro como el Lara, sala vetusta y singular en la que los fans cuarentones y sus esposas no paraban de fotografiarse momentos previos a la velada.
El donostiarra decidió comenzar con la instrumental ‘Memoria de unos ojos grises’, ‘Mañana’ y ‘Los primeros días’, en las que todo el peso recayó sobre el cuarteto de cuerda. No tardó en salir una banda compuesta por dos guitarras, un batería y un portentoso bajista para interpretar el primero de los antiguos éxitos de La Dama se Esconde, ‘Princesa’. Más tarde cayeron ‘Capturado’, ‘Años luz’, ‘El gris’ y ‘Amenazas’. Un repertorio en el que Nacho Goberna incluiría canciones de su último disco como ‘Jardín interior’, ‘Son las tres de este día’ o ‘Alameda’, que dedicó a todas aquellas personas que han sufrido alguna pérdida, comentando que “las cosas que se quieren de verdad nunca se pierden”. No fue la única introducción entre canción y canción, todas fueron presentadas de algún modo, cuidando con mimo (tal vez en exceso) a un público con el que le hacía especial ilusión traspasar la barrera de la medianoche.
Incluso toda esta intensidad y tensión emocional pareció saber a poco a los presentes (seguramente a los espectadores televisivos les sucedía lo mismo) a pesar de que Nacho volvió a salir hasta en dos ocasiones para hacer unos bises en los que se corearon ‘Tierra de los sueños’ y ‘Coge el viento’. Una noche de relatos íntimos en la que se colgó el cartel de aforo completo. 7.