Resulta sorprendente que un show tan corto pueda ser tan intenso. Hacía tan solo una hora que Vivian Girls habían empezado el concierto y ya estaban abandonando el escenario, bis incluido. Pero no lo malinterpretéis, en sesenta minutos el trío de Brooklyn se había entregado con tanta dedicación que llegamos a temer por los brazos de la batería Fiona Campbell, que no dejaron de moverse de manera frenética y descontrolada durante todo el concierto.
Las dos primeras canciones, ‘Never See Me Again’ y ‘Can’t Get Over You’, se tocaron con tanta rapidez y energía que apenas pudimos disfrutar de ellas hasta que terminaron y asimilamos que el show acababa de empezar. A éstas les siguieron ‘I Heard You Say’ y ‘The Other Girls’, temas que en directo sonaron tan post-punk que poco tenían que ver con el sonido lo-fi que a veces se ha asociado a Vivian Girls.
A lo largo del recital, la pelirroja bajista Katy Goodman se ha descubierto como la más dicharachera y simpática del grupo mientras chapurreaba lo que podía en español. Sin embargo, la líder Cassie Ramone nos sorprendía con una extrema timidez que parecía hacerle sufrir cada vez que tenía que hablar, incluso siguiendo el diálogo con el que empieza ‘Take It As It Comes’.
Como estrellas de la noche se destaparon ‘Dance (If You Wanna)’, candidata a ser segundo single de ‘Share The Joy’, y antiguos hits que el público coreó haciendo sonreír a las chicas, como el salvaje ‘Tell The World’ o el famoso ‘All The Time’, con el que dieron por terminado el concierto.
A pesar de que las neoyorquinas titularon su segundo álbum ‘Everything Goes Wrong’ por lo mal que estaban llevando estar en el punto de mira, parece que ahora se han acostumbrado a su relativa fama y de alguna manera la disfrutan. De hecho, mientras tocaba la batería, Fiona no dejaba de mirar a sus compañeras con una sonrisa de oreja a oreja que dejaba claro que estaba divirtiéndose sin ningún tipo de presión. Tan poca presión que se dio el gustazo de tocar descalza. 7,5.
Foto: Heinekenpro, Madrid