En la imprescindible ‘The Aristocrats’ (2005), el cómico Gilbert Gottfried habla sobre su intento de hacer el primer chiste sobre el 11-S. Fue durante una gala de homenaje a Hugh Hefner, el padre de Playboy. La osadía de Gottfried fue recibida con indignación por gran parte del público: «Too soon!» le espetaron. A partir de esa anécdota, la película reflexiona sobre cómo saber cuándo es el momento adecuado para hacer chistes sobre un tema especialmente sensible para la opinión pública.
Chris Morris, conocido por series de humor tan corrosivas como ‘Nathan Barley’ o ‘Brass Eye’, ha decidido que ahora es un buen momento para reírse del terrorismo islamista. Una idea que, después de la polémica sobre las caricaturas de Mahoma o el asesinato del cineasta Theo van Gogh, parece tan kamikaze como los protagonistas de su película. Pero Morris tiene callo. Basta recordar el monumental pollo que se montó en Gran Bretaña con su sátira sobre la pedofilia en el último capítulo de ‘Brass Eye’.
El cómico inglés debuta en el largometraje con una sátira explosiva sobre el yihadismo. Tras los atentados de 2005 en Londres, Morris estuvo varios meses investigando a los fundamentalistas islámicos. Y se encontró con casos de auténtica risa. Pura chapucería terrorista. Con todo ese material, el director escribió ‘Four Lions’, una especie de ‘Atraco a las 3’ protagonizado por integristas islámicos y su particular manera de entender la Guerra Santa: desde volar su propia mezquita hasta poner una bomba… en Internet.
Utilizando la gramática del reportaje televisivo, y con un uso metafórico de las cámaras de videovigilancia, Chris Morris se sirve de las peripecias de una banda yihadista y su complot contra el “imperialismo occidental” para desmitificar al terrorista islámico y ofrecer un cóctel (molotov) de gags –unos mejores que otros- a costa de su torpeza intelectual y su trágica estupidez ideológica. ¿Para cuando un “cuatro leones” sobre ETA? 8.