‘El comecocos’, la oratoria como concurso

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‘El comecocos’, la oratoria como concurso

¿Un concurso diario de dialéctica y oratoria en televisión? No es difícil imaginar las carcajadas a mandíbula batiente que debieron de salir del despacho de cualquier directivo televisivo tras oír semejante propuesta. Sin embargo, si el programa viene de la mano de Adrián Madrid y Óscar Cornejo, responsables de devolver audiencia a la franja de la sobremesa de Telecinco gracias a ‘Sálvame’, es más que probable que la idea de ‘El Comecocos’ se haya mirado con otros ojos.

La cuestión es que estamos ante un formato bastante innovador: un concurso con seis participantes que se ven obligados a utilizar el arte de la oratoria como herramienta indispensable para ganar, a través de varias pruebas con tiempos y temas limitados. Como jueces, están presentes en el programa Mercedes Milá y Albert Rivera, aunque como siempre, es el público el que tiene la última palabra sobre los ganadores y perdedores. Y en este caso, ese público lo forma una muestra de seiscientas personas, que ahí es nada.

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Desafortunadamente, el programa no termina de cuajar, ni siquiera tras la promoción ni la aparición de los famosos-gancho (Mercedes Milá entra en esta categoría de calle). Puede que uno de sus errores sea su excesiva duración (casi una hora y media de un concurso en el que hay poco lugar para la floritura), y otro que sus pruebas terminen pareciendo demasiado similares con el paso del tiempo.

Pero el problema grave es que en el jurado se eche en falta a un verdadero profesional de la comunicación. Alguien que no alabe el lenguaje corporal de una concursante que continuamente alza sus brazos por encima de los hombros (síntoma de defender las ideas con demasiado fervor). Que se dé cuenta cuando entren en juego auto y objeto adaptadores (¡esos bolígrafos, por favor!). Que critique los movimientos erráticos de los concursantes en el plató, incluso aunque esto se deba a un ineficaz diseño circular en el que es imposible no dar la espalda a parte del público o que les eche una buena reprimenda cuando den pasos hacia atrás o crucen las piernas, algo estrictamente prohibido a la hora de dar un discurso. Y todo esto sin hablar de esos tonos de voz cercanos al grito, que también tienen lo suyo.

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Claro, que hay que reconocer que el programa tiene interés por hacer una cosa diferente, y esto es muy loable en los tiempos que corren. Incluso aunque la mayor ilusión a la hora de ponerse el programa a diario sea «¿Cuándo saldrá Mercedes Milá en la prueba ‘Ángel o Demonio?'» (en la que un concursante ha de defender a un personaje y el otro criticarlo a muerte). Lo esperamos con muchísimo interés.

Calificación: 6,5/10
Destacamos: no es un programa que enganche mucho, pero vale para pasar un buen rato.
Te gustará si te gustan: los debates. Huye de él como de la pólvora si eres de esos a los que les gusta decir respuestas antes que lo hagan los concursantes, porque esto no va de eso.
Predictor: empezó con un mal estreno y fue a peor (no alcanza ni el 3% de share). Mal asunto.

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