Joaquín Pascual: «La educación musical está bastante abandonada»

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Joaquín Pascual: «La educación musical está bastante abandonada»

Joaquín Pascual es uno de esos raros músicos cuyo caudal de creatividad sigue plenamente abierto a pesar del paso del tiempo. Casi dos décadas después de Surfin’ Bichos, una después de Mercromina, un lustro de Travolta y dos años desde que decidiera reivindicar su propio nombre, ha lanzado ‘La Frontera’, su segundo LP en solitario, claramente llamado a ocupar la parte alta de las listas de lo mejor de este 2012.

El disco está disponible en Spotify e iTunes y la edición física (vinilo, con una portada creada por su paisano Joaquín Reyes, más CD en su interior) saldrá este miércoles. Joaquín Pascual ha atendido recientemente a JENESAISPOP durante una breve visita a Madrid para presentar el disco en el Museo Cerralbo (dentro del ciclo «A las veinte cero cero») y conceder algunas entrevistas.

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Apenas ha habido distancia temporal entre ‘El Ritmo de los Acontecimientos‘ (El Genio Equivocado, 2010) y ‘La Frontera’ (Grabaciones en el Mar, 2012), pero da la impresión de que son discos radicalmente distintos.
Ha pasado tiempo porque ‘El Ritmo de los Acontecimientos’ salió con El Genio Equivocado en 2010 pero se grabó en junio de 2009. Además, las canciones están hechas entre 2008 y 2009. Después de este disco estuve un tiempo sin hacer canciones, como estoy ahora. Normalmente, cuando acabo un disco estoy un tiempo sin componer. No sé la sensación que da desde fuera pero para mí ha pasado un tiempo más que suficiente. Son dos momentos muy distintos que han dado lugar a dos discos muy distintos.

¿En qué se diferencian ambos discos en cuanto a su gestación?
Cuando hice ‘El Ritmo de los Acontecimientos’ yo estaba, a nivel personal, en un momento muy impulsivo, tenía una especie de energía extra que no sé de dónde venía. Ese año estuve dedicado casi exclusivamente a componer, no trabajé durante un tiempo, había dejado Mushroom Pillow y tenía ciertas ganas de reivindicarme a mí mismo. Las canciones venían muy rápido, eran como fogonazos muy certeros, las compuse en muy poco tiempo, cada una se hizo prácticamente en el instante en que surgió… Después de ese disco estuve un tiempo quieto y cuando volví a coger la guitarra pensé que iba a poder hacer lo mismo, recuperar esa energía, pero enseguida me di cuenta de que no iba a ser así, de que el proceso de composición no se iba a repetir y de que yo no era la misma persona ni estaba igual. Tampoco la temática era la misma, porque cada vez que hago un disco me gusta sujetarme a una temática diferente, buscar algo de lo que hablar. Todo se había vuelto un poco más hacia mí, hacia mi interior, las letras que estaba escribiendo estaban intentando explicar algo más complejo.

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‘El Ritmo…’ era más inmediato.
Empecé pensando que el disco iba a tener la misma inmediatez pero me di cuenta de que no. Puede ser por cómo estaba yo en ese momento o porque la temática de ‘La Frontera’, lo que comenzó a sugerirme para escribir otra vez, no era la apropiada para que eso sucediese. Me llevó a un sitio diferente y al principio me supuso un pequeño trauma no poder hacer lo mismo. Las demos de ‘Aproximación a la Frontera’ [disco que regaló en su gira en acústico del año pasado y que incluía las demos de dos canciones del nuevo LP y ocho del anterior] eran continuistas, daban la sensación de que iba a seguir por el mismo terreno, que me iba a someter a la misma disciplina que dio lugar a ‘El Ritmo…’ y eso me gustaba porque era un disco del que me siento muy orgulloso. Pero no me salían las canciones así, y seguí adelante porque me gustaba lo que estaba haciendo, pero el disco era completamente diferente.

Tenías claro lo que querías en ‘La Frontera’.
En ‘Aproximación a la Frontera’ tenía algunas canciones y ya sabía de lo que quería hablar. Cuando empecé la gira tenía bastantes canciones pero no todas se han quedado en el disco. Intenté seguir con la misma fórmula, rescatar aquella sensación de composición rápida y fugaz, pero no se prestaba a ello. Empecé a pensar más en los arreglos, quería que el disco tuviera ese ambiente extraño, como psicodélico, y muy armonizado. Antes de grabarlo ya sabía que el disco iba a ser muy diferente.

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Las demos de ‘Aproximación a la Frontera’ tienen más relación con ‘El Ritmo…’.
Hay dos canciones que aparecen en ‘La Frontera’: ‘Ritmo Caliente’ y ‘Cosas bonitas’. La primera ha conservado más o menos el espíritu, aunque está más arreglada, con un piano, más percusión, le hemos metido un ritmo como mecánico… La segunda es completamente diferente, más orquestada, con un final que no tenía… Partieron con la estela de lo que fue ‘El Ritmo…’ pero acabaron convirtiéndose en otra cosa.

Aunque tuvieras una idea clara, ¿te diste cuenta de que necesitaban una producción diferente con el tiempo?
Tenía más canciones y la idea de orquestar el disco y hacer más arreglos venía de antes. Me refiero más bien al proceso de componer los temas; bueno, y también el cómo revestirlas, por qué no… Al acabar ‘El Ritmo…’ pensé que el siguiente disco que hiciera me gustaría que tuviera más arreglos. La mayor diferencia está en el momento de la composición, en ‘El Ritmo…’ podía hacer tres canciones en un día, veía canciones por todas partes. En este disco el tema me costó más, quería hablar del interior de uno mismo, de lo que uno siente y uno piensa y tratar de compartirlo con los demás; eso era un poco más farragoso y todo se hizo más espeso. Las canciones duran más, tienen más desarrollo, etc.

¿Te lo planteaste entonces como un disco conceptual?
Sí, pero el anterior también lo es. Me resulta interesante hacer el disco sobre una idea e intento que todas las canciones tengan una conexión temática, que intenten arrojar cierta luz sobre cosas que puedan estar escondidas. Así surgió ‘La Frontera’, empecé a escribir canciones con la idea preconcebida de tratar de mostrar cuál es la frontera entre yo mismo y lo que muestro a los demás, intentar establecer una especie de conexión a nivel interior. Por eso el disco se dirige a la gente, usa mucho el «tú». Hubo temporadas en las que me resultó más fácil pero luego me di cuenta de que todo era mucho más complejo.

En ese proceso condicionas mucho el proceso de componer a la idea que buscas.
Sí, todo el rato.

¿Entonces no te hizo falta seleccionar canciones o desecharlas?
Deseché algunas canciones pero no por no ajustarse a la temática, porque intenté no desviarme demasiado. Si no tengo algo a lo que dar luz dentro de la idea que voy barajando ni siquiera lo planteo. Desde hace un año y medio, que es cuando empecé a componer las nuevas canciones, todas han ido enfocadas a esto. Hubo semanas en las que no encontraba hacia donde ir, me perdía un poco. Entonces, dejaba de escribir hasta que recuperaba la idea.

Hiciste una gira presentando las canciones antes de grabarlas, ¿te influyó la respuesta del público? Debe resultar difícil, si vienen de una idea previa, pensar «esta funciona, esta no» según su reacción.
Me guiaba por lo que yo sentía, por lo que creía que la gente sentía, lo que notaba y lo que me decían. Esa gira supuso un poco de luz en algunas canciones, vi si me daban realmente lo que quería o no a nivel personal. Siento lo que la canción me ofrece y, si cada día me ofrece más y mejor, sé que el tema está bien. Quería que la gira me sirviese para eso, rodar las canciones y sacarlas un poco fuera.

Pero en disco esas canciones están hechas de una forma diferente, mucho más revestidas que en el formato acústico en el que las tocabas.
Estas canciones se pueden seguir tocando en formatos pequeños, ayer [por el miércoles 15 de febrero, cuando actuaron en el Museo Cerralbo de Madrid] de hecho las tocamos en trío, sin batería ni orquestación, renunciamos a las cuerdas. Resultan igual de bonitas, lo importante es que sea sugerente para ti y que te sientas bien tocándola, que tengas la sensación de que puede estar acompañándote durante mucho tiempo. En esa gira hay muchas canciones que enseguida supe que iban a estar en el disco porque decían con exactitud lo que quería decir, otras con las que dudaba, etc.

O sea que la gira te sirvió, más que para ver la reacción del público, para ver tu propia reacción.
Exacto. No necesito que la gente dé palmas ni nada por el estilo, simplemente notas si la canción va a ser una buena compañera tuya o no lo va a ser.

¿Cómo te planteas ahora los directos? ¿Seguirás con el formato acústico o irás por otros terrenos?
La presentación del disco que haremos ahora en abril será con batería. De momento presentaremos el disco en Madrid, Barcelona, Valencia y Albacete, y vamos a ir cuatro, Ana [Galletero, bajista, que formaba parte de Travolta y que está con nosotros durante la entrevista], mi hija Ángela y yo, el trío que tocamos ayer en el Cerralbo, más un batería. Intentaremos que todos los arreglos del disco puedan sonar. No sé si llegaremos a todo pero me gustaría conseguir esa sensación orquestada que tiene. Llevo tiempo sin hacerlo, tocando solo, y me apetece.

La gente recalcaba el punto pesimista de ‘El Ritmo…’, aunque a mí no me lo parece.
A mí tampoco.

Sin embargo, ‘La Frontera’ es mucho más oscuro. Me recordó al Nacho Vegas de ‘Actos Inexplicables’.
Sí. ‘El Ritmo…’ habla de lo externo, lo de fuera, y ‘La Frontera’ es más introspectivo. No intento buscar explicaciones a lo que hago con la música pero de una manera u otra acabas pensando en lo que has hecho. El anterior es más aperturista, tiene un sentido del humor que yo descubrí en aquel momento, aunque tampoco soy una persona que tenga un gran sentido del humor. Este disco es al revés, y cuando uno habla del interior es más difícil hacerlo, no sabes cómo explicar… que has tenido un sueño en el que ibas por un camino y te encontrabas a gente y te perdías en él, es muy surrealista. Lo intentas y todo se va volviendo un poco más profundo y más oscuro también. La introspección es lo que le da la sensación de oscuridad, pero no es algo premeditado. Me asustó un poco pensar que el disco iba a ser tan distinto al anterior, me inquietaba pero me atraía y continué hasta el final.

Me parece un disco muy cinematográfico, y las letras narran más que expresan.
Es que está muy hablado. Quería narrarlo más que cantarlo, hacerlo con la mínima emoción. Cuando Paco Loco lo mezcló y lo escuchamos estaba atento a cuándo había emoción en la voz para decirle «cambia esa toma y pon esta otra que está más fría». Me apetecía que el disco no estuviese muy afectado, y se lo decía a Paco. Quería que fuese narrado. En algunas canciones lo oigo y pienso que está genial y en otros momentos… está un pelín afectado.

Es curioso porque la gente, cuando piensa en el interior, lo relaciona con la emoción, pero tú lo ves desde un punto de vista más introspectivo.
Lo que quería es contar dónde está mi frontera, qué hay dentro y qué está fuera, pero sin dar la carga emotiva porque no me apetecía hacer algo épico. Por eso rebajé el tono de la voz, la dejé más fría, para que cada uno busque la emoción en sí mismo, que no te la diera la voz.

Y darle un protagonismo a las letras, que se escuchan más.
Yo creo que sí, cuando empieza a sonar el disco, ‘Un Ritmo Caliente’, no te puedes separar de la voz.

Hay letras de canciones, como las de ‘Hotel Romántico’ o ‘La Reacción’, que se te quedan marcadas desde el principio.
Por ejemplo, la voz en ‘La Reacción’ está un poco afectada para mi gusto. Está bien, la dejé así porque me gustaba, claro, pero ahora la oigo y hay algunos momentos en que… pienso que volvería a hacerla más fría. A lo mejor la gente no lo nota pero yo sí.

Debe ser difícil porque las letras tienen mucha carga emocional.
Sí, por eso me costó. El otro día me puse el disco por la mañana y tuve una sensación rara, como si fuese otra persona la que me estaba hablando. Me reconocía pero, de alguna forma, me llamaba hasta a mí la atención. Eso es lo que quería conseguir. Hay canciones en las que la letra lo es todo, como ‘La Reacción’, en otras está al 50% y en otras la música es lo principal, por ejemplo en ‘Los Protagonistas’, en que la letra es muy bonita pero la música me parece mágica.

Volviendo a ‘El Ritmo de los Acontecimientos’, parecía un disco que busca romper con su pasado. ¿Era así?
No lo veo así, o al menos musicalmente no era mi intención. De hecho, algunas de las canciones me recuerdan incluso al espíritu de los Surfin’ Bichos. Es un disco en solitario en el sentido más amplio del término, y bueno, yo siempre he sido un músico de grupo, de compartir mis canciones con otros músicos en un local de ensayo. Por ahí sí puede ser diferente a mi pasado. Además es un disco autoeditado en un momento de reivindicación personal, de huida de todo lo que no es sólo música.


Con él buscabas alejarte un poco de las presiones discográficas. ¿Por qué fuiste a Grabaciones en el Mar?
‘El Ritmo…’ fue autoeditado, saqué un número limitado de copias, y más tarde El Genio Equivocado se encargó de su distribución. ‘La Frontera’ iba a ser un disco autoeditado también. Pero como te dije, el momento era diferente. Ni la forma compositiva de ‘La Frontera’, ni la necesidad de reivindicación personal era la misma ahora que en el momento en el que surgió ‘El ritmo de los acontecimientos’. Conocí a Pedro [Vizcaíno], de Grabaciones en el Mar, a través de Paco Loco cuando el disco ya estaba grabado, y me propuso compartir la edición de este disco juntos, al igual que cuando coedité con El Genio Equivocado. En realidad, necesito que alguien me ayude con la promoción y la contratación. Creo que es algo necesario y difícil de llevar uno mismo.

Fernando Alfaro y tú habéis comenzado a publicar con vuestro propio nombre con poca diferencia de tiempo. ¿Ha sido un proceso natural? ¿En qué se diferencia tu proyecto en solitario de los anteriores?
Cada uno de los grupos en que he estado es diferente al resto, cada uno tiene su sello y su personalidad. Supongo que es debido a que la suma de sus miembros, de sus músicos, la química que se crea entre ellos, los hace diferentes. Componer en solitario también es distinto. No hay nada que compartir con otros en un ensayo, o al menos no mientras compones. Por un lado te crea un espacio mayor; por otro, a veces, echas de menos el poder probar las canciones en un ensayo.

Eres profesor de música en un colegio en Albacete. ¿Qué piensas de la educación musical en España? ¿Y de la cultura musical del ciudadano medio?
La educación musical está bastante abandonada, no interesa demasiado. Los recortes de todo tipo, como los de dotación, de personal o de horarios, suelen empezar siempre por las enseñanzas artísticas. Tampoco creo que la “realidad” musical que se ofrece en televisión o en las radios comerciales ayude mucho a educar musicalmente. Los gustos musicales de la mayoría de los adolescentes a los que doy clase son espantosos. No interesa demasiado escuchar y buscar la música que pueda emocionarte, preferimos que nos digan lo que tenemos que oír. No me parecería demasiado grave si fuesen solo las cadenas comerciales las que nos tronasen la cabeza pero parece que la cosa se contagia.

¿Qué opinas del nivel musical de las bandas españolas?
Si te refieres al nivel técnico comparado con grupos anglosajones que nos visitan, por ejemplo, es cierto que el de ellos es más amplio. También es cierto que pueden vivir de esto ya que su circuito es mayor: tú, al cantar en español, no lo tienes tan fácil para moverte por Europa. Podríamos hablar de Latinoamérica, que habla castellano, y ya me gustaría poder tocar allí, pero es mucho más difícil porque hacen falta más recursos. Por tanto, un grupo extranjero puede hacer una gira con cuatro veces más fechas que una banda española, que con quince conciertos en un año tiene una buena temporada. Pero, por otro lado, aunque busco tocar bien cada vez más, para mí no lo es todo y siempre me gusta un punto lo fi que hace que la música suene fresca. Me gusta escuchar grupos así y a veces la perfección me resulta aburrida. Por ejemplo, Mercury Rev, que me gustan, en directo no consiguieron emocionarme.

¿Te has planteado alguna vez abandonar tu trabajo y vivir de los discos y los conciertos?
Es lo que más me gustaría; de hecho, muchas veces he tenido que pedir excedencias para poder grabar o hacer giras. Pero ahora no están las cosas como para hacerlo. Es cansado salir del trabajo, coger el coche y plantarte en otra ciudad para tocar el mismo día, volver porque tienes que trabajar al día siguiente… Pero al menos tengo trabajo, y eso en estos tiempos es mucho.

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