El Día de la Música de Madrid cambiaba su estructura con respecto a 2011. Si el año pasado el festival se celebraba en el Matadero durante las jornadas de sábado y domingo (mañana, tarde y noche, pero no madrugada), en este 2012 se ha intercambiado la noche del domingo por la del viernes en beneficio de la poca gente que queda con trabajo, pero dejando sin resolver el gravísimo problema de altas temperaturas que se vive en este recinto. Ya lo dijo Sr Chinarro, que salió a actuar en sandalias a las 17.30 en uno de los escenarios cerrados, el auditorio Rockdelux. Que no sabía si la gente estaba allí para verle o para huir del calor.
Arrancando con un «‘Ni lo sé ni lo quiero pensar’ a las cinco de la tarde», Luque no parecía muy contento con su horario, pero lo cierto es que llenó y ya a esas horas parecía difícil que fuéramos a ver un concierto mejor que el de su banda, de nuevo en un sencillo pero muy efectivo formato cuarteto voz y guitarra-guitarra-bajo-batería. Hubo pocas concesiones a su último disco, ‘¡Menos samba!‘. Más bien se empeñó en interpretar una sucesión de grandísimas canciones de su repertorio, desplegadas con un sonido excelente, destacando pistas como ‘Los amores reñidos’, ‘El rayo verde’ y sobre todo ‘Del montón’ y ‘El lejano oeste’. Junto a ellas, nuevas como ‘Todo acerca del cariño’, ‘Hot Mothers’ o ‘Brasilia’ no deslucieron, y probablemente alguna pueda encajar algún día en ese trío final perfecto, con canciones sólo ligeramente más antiguas, que fue la cumbre del set. Increíbles ‘Esplendor en la hierba’, ‘Una llamada a la acción’ y ‘Los Ángeles’, definitivamente convertida en uno de sus clásicos más importantes, si no el que más.
Daba penilla ver a Lee Fields actuando a 200 grados, vestido de negro, sudando y con todo el sol en la cara a su edad, pero era lo que había. No eran las condiciones óptimas para darlo todo con la música soul, pero por lo menos fue entrañable ver a su banda de siete músicos de lo más entregada a pesar de las circunstancias. Sonaron canciones como ‘Faithful Man’ -hacia la mitad-, una emocionantísima ‘Wish You Were Here’ y una ‘Who Do You Love’, que no podía ser más Dap Kings. El concierto se cerró con el espléndido bis de ‘Sunny’, de menos a más.
La primera visita de George Lewis a Madrid seguro que no la olvida y no precisamente por lo bien que dijo que se lo pasó de bares la noche anterior. Si el público que no se cobijó en alguna de las sombras acabó con la nuca corbonizada, el calor que tuvieron que pasar los Twin Shadow con todo el sol de frente no nos lo queremos ni imaginar. Con unas pintas de «hipster» de manual, George y los suyos fueron repasando sus dos discos con más acierto en algunos casos que en otros. De su nuevo álbum la canción ‘Five Seconds’ es enorme y en el directo salió muy bien parada, pero no podemos decir lo mismo de uno de sus mejores temas del primer disco, ‘Castles In the Snow’, que en su paso por el escenario RTVE se desinfló totalmente hasta quedar en un mero bosquejo del original. Al pop ochentero que llevan no le sentó muy bien tanta luz. Muy celebrada fue ‘Slow’ y, como viene siendo costumbre, cerraron con ‘Forget’.
Azealia Banks dio uno de los conciertos menos destacados de la jornada, o peor, uno de los más «ni fu ni fa». Absolutamente nada bueno ni malo que decir de su set de media hora de reloj, en el que presentó ‘1991’ como su canción favorita ahora mismo, y sonaron pistas extraídas de sus mixtapes como ‘Jumanji’. Vestida con unos shorts rojos y acompañada de dos bailarinas en shorts también, Azealia bailó y rapeó, pero no entusiasmó ni en ‘212’, donde las ganas de pasárselo bien del público elevando los brazos estaban muy por encima del volumen dado por ese DJ que le daba a «play» y después se dedicaba a bailar sin más. El concierto terminó con ‘Liquorice’ y no fue el desinflamiento de un futuro juguete roto que podría haber sido, pero desde luego no mereció la pena perderse el principio de Tindersticks para esto.
En general los conciertos del escenario Spotify se beneficiaron de las condiciones adecuadas para hacer una actuación en condiciones: cierta falta de luz y una temperatura más fresca. Esto benefició muchísimo a Bear In Heaven. Su rock psicodélico oscuro no atrajo a mucha gente -los huecos en el escenario eran considerables-, pero se mostraron solventes en la presentación de su nuevo trabajo ‘I love You, It’s Cool‘, al que dieron casi todo el protagonismo.
Tindersticks tuvieron que actuar con dos horas de retraso por un problema con su vuelo. Al menos pudieron encajar su set en el Escenario Rockdelux, ya que después de ellos no actuaba nadie. Tras una interminable cola y un llenazo total, con gente sentada por los suelos y de pie a los lados del auditorio, pudimos disfrutar del que fue uno de los conciertos de la jornada, si no el mejor. En pocas ocasiones se ve a un grupo mimar tantísimo cada instrumento, desde la batería al teclado pasando por la trompeta y las guitarras, embelesando por completo a un público completamente abstraído por las canciones. Tanto amor ponía el sexteto en sus composiciones que daba exactamente igual lo que tocaran, ya fueran las envolventes ‘Show Me Everything’ y ‘This Fire of Autumn’ o ‘4.48 Psychosis’, que en contra de lo que veis en el setlist que tenían programado -se notó que estaban cambiando de decisión sobre la marcha-, fue la que cerró el set.
James Blake ofreció el concierto que ya nos sabemos de memoria (la deslumbrante ‘I Never Learnt To Share’ hacia el principio, ‘Limit to Your Love’ hacia la mitad, etcétera) en un deslucido Escenario RTVE en el que todo el mundo parecía a otras cosas. El Escenario Spotify, cubierto, oscuro y más íntimo habría sido mejor opción para que sus excelentes composiciones, bastante bien ejecutadas (algún pequeño acople de sonido y ya) nos conquistasen como en estudio.
Nos hemos perdido el momento en que Two Door Cinema Club se han convertido en un grupo cabeza de cartel para un festival con tantísimos buenos grupos como este (¿o no nos lo perdimos y fue en aquel fantástico concierto que dieron en el FIB?), pero nos alegramos por ellos. Puede que su setlist se vea perjudicado por canciones demasiado parecidas entre sí, pero ‘Undercover Martyn’, ‘Something Good Can Work’ o ‘I Can Talk’ (la última) son una completa monada. El cuarteto pidió permiso para tocar nuevas canciones del álbum que acaban de anunciar y, si entendimos bien los nombres, ‘Wake Up’ y ‘Settle’ prometen un sonido bastante continuista, como buscando que su segundo álbum sea simplemente el de la consolidación.
Mucho más ruido del esperado para unos Raveonettes completamente atronadores en el Escenario Spotify. Acudían para celebrar su 10º aniversario y presentar un nuevo álbum, que saldrá ya después de verano. Sabíamos al dúo fan del muro de sonido de Spector, de la generación shoegazer y noise de los 80, pero no hasta el punto de sacrificar su vertiente más pop. Con más potencia de la que hemos visto a The Jesus & Mary Chain en directo, canciones como la genial ‘That Great Love Sound’ o ‘Love In A Trashcan’ destacaron en un set muy medido que duró lo justo y soltó la justa cantidad de luz y humo blanco.
La Casa Azul fue el grupo encargado de cerrar la primera jornada del Día de la Música en Matadero. Con el mismo show con el que lo vimos en el Ochoymedio hace un par de meses, aunque comprimido, Guille se enfrentó a un público más general, que parecía estar esperando ‘La revolución sexual’ para enloquecer. Desde la penumbra, ayudado por los visuales hipnóticos -en ‘Colisión Inminente’ y ‘Terry, Peter y Yo’ es imposible dejar de mirar la pantalla- se centró en sus dos últimos discos y pasó de puntillas por aquel primer EP, librándose de ‘Cerca de Shibuya’ entre los primeros temas. Sebas, iko.