‘To The Soul’ es el tercer disco de Frida Hyvönen. O el quinto, dependiendo de si contamos como tales los dos nada desdeñables proyectos de encargo (etiquetados como «Frida Hyvönen gives you») para un espectáculo de danza y un libro de fotos que sirven de puente entre sus otros trabajos.
Pero lo cierto es que Frida Hyvönen -que recientemente visitó España para acudir al festival Faraday– empezó ya a llamar la atención en 2005 con su más que notable primer disco, aquel pizpireto ‘Until Death Comes‘ que incluía canciones tan redondas como ‘The Modern’. Su habilidad para fabricar atormentadas confesiones sobre melodías atemporales se confirmó tres años más tarde con ‘Silence Is Wild‘, un trabajo más ambicioso que sorprende que pasara un tanto inadvertido pese a contar con singles potenciales tan potentes como ‘London!’ o ‘Scadinavian Blonde’.
Con este ‘To The Soul’ comienza de manera prometedora: ‘Gas Station’ se mueve hábilmente entre la épica y el retrato generacional, entre la delicadeza y el arreglo hortera, saliendo completamente victoriosa. Con la siguiente canción -el single ‘Terribly Dark’-, Hyvönen arriesga y acierta todavía con mayor claridad. Toda una diana de synth-pop desenfadado que casi la podría emparentar con los mejores Sally Shapiro o Cloetta Paris. A estas alturas, ya queda claro que la Hyvönen del piano saltarín de 2005 queda un poco lejos y que este inicio toma su punto de partida en la paleta musical más amplia que se empezó a percibir en ‘Silence is Wild’, para llevarla un poco más allá.
De hecho, solo hay un par de miradas a su sonido más clásico: tanto la bucólica ‘Picking Apples’ -que la acerca a Miss Li- como la brillante ‘California’ -que habla de redes sociales, social media, acoso y amistad- son lo musicalmente más parecido que puede haber en todo el disco a ‘The Modern’. Este alejamiento de sus orígenes hace reflotar algunos de los temas más flojos. Por ejemplo, una balada un tanto plomiza como ‘The Wild Bali Nights’ acaba teniendo su gracia gracias a la percusión forzada, los efectos de sonido y esos dejes a los ABBA más crepusculares. Igualmente, la anodina ‘Saying Goodbye’ se viene arriba con un interesante y excéntrico cambio de ritmo en su última parte. Sin embargo, los 7 minutacos repletos de orquestación y dramatismo dedicados a su abuela en ‘Farmor’ no se libran de acabar resultando tan emotivos como cargantes. Lo cual no sería un gran problema si no fuera una constante en más canciones: la acumulación de ‘Enchanted’, ‘In Every Crowd’ o ‘Gold’ -todas con algún detalle salvable- te hace plantearte hasta qué punto la reivindicación de Bonnie Tyler es necesaria.
No obstante, Frida Hyvönen se queda muy cerca de dar en el clavo con ‘Hands’. Jugando con las mismas armas de grandilocuencia y exceso que las anteriores, es lo suficientemente inspiradora como para sostenerse por sí misma, sin recurrir a la ironía o la nostalgia. Por otro lado, ‘Postcard’ -con sus referencias a Diane Keaton y sus arreglos más meridionales- es otro gran acierto en un estilo mucho más ligero y algo aislado dentro de ‘To The Soul’.
Así, al final nos encontramos con el disco más irregular, y también quizá más osado, de Frida Hyvönen. Donde lo mismo podemos escuchar un rompepistas, un dramón familiar, un revival de la balada ochentera, una torch-song-bigger-than-life o una bonita canción pop a piano. Una estrategia suicida de la que es difícil no acabar encariñándose.
Calificación: 7,1/10
Lo mejor: ‘Terribly dark’, ‘California’, ‘Gas station’, ‘Postcard’, ‘Hands’
Te gustará si te gustan: Music Go Music, ABBA, el Patrick Wolf de «The Bachelor»
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