Evan y Juliana, destinados a estar juntos

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Evan y Juliana, destinados a estar juntos

Tras anuncios y desmentidos en Twitter, parece confirmado que Juliana Hatfield volverá a ser la bajista oficial de The Lemonheads, en esta ocasión en su papel de teloneros de Psychedelic Furs en una minigira norteamericana el próximo octubre, justo cuando se han cumplido veinte años de la edición del único álbum en el que la cantante y guitarrista colaboró con la banda de Evan Dando, el fabuloso e histórico ‘It’s A Shame About Ray’. Entonces se les llegó a denominar como los «Sid y Nancy del grunge» y su, por todos supuesta, relación personal ocupaba páginas y páginas en revistas (no necesariamente musicales). Sus irregulares carreras por separado y sus diferentes idas y venidas a lo largo de las dos pasadas décadas les han conducido a un papel secundario en el pop rock del que, ahora que la nostalgia por tiempos pasados (y no tan pasados) se ha convertido en un sólido nicho del mercado musical, solo podrían salir con esta reunión. Una mezcla de morbo y de química artística hace que su vuelta a los escenarios (aunque hay precedentes no muy lejanos) se antoje jugosa y necesaria.

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Juliana y Evan se conocieron cuando ambos eran estudiantes y formaban parte de la escena musical de Boston, ella como miembro del grupo de culto Blake Babies y él de los ya entonces incipientes Lemonheads, que en 1990 lograron vender 30.000 copias de su álbum ‘Lick’ gracias a una versión del ‘Luka’ de Suzanne Vega (que Evan, por cierto, odiaba) en lo que fueron los albores del grunge. Cuando Ben Deily abandonó el grupo, Evan se quedó solo con el batería David Ryan para grabar su primer álbum en la major Atlantic, así que llamó a Hatfield para grabar ‘It’s A Shame About Ray’. Este disco es una cumbre del power pop, pero no logró explotar comercialmente hasta que su versión de ‘Mrs. Robinson’, el tema de Simon & Garfunkel para la banda sonora de ‘El graduado’ y que promocionaba la edición del film en vídeo-cassette doméstico (signo de los tiempos), se publicara como single. El álbum, que no contenía este tema en su primera edición, se convirtió en un superéxito global y las cámaras de la prensa musical pusieron sus ojos en esta pareja, que desprendía una evidente química. Él, el primer sex-symbol del indie adicto a las sustancias pero capaz de escribir bonitas canciones; ella, una chica mona pero con tendencia a la depresión por su inseguridad, que se escondía tras una fachada dura.

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Especialmente en 1993, cuando Lemonheads presentaban el irregular ‘Come On Feel The Lemonheads’ y ella, como The Juliana Hatfield Three, hacía lo propio con ‘Become What You Are’, ambos se prestaban a las especulaciones sobre su relación, jugando a negar y confirmar qué tipo de «amistad especial» era la suya, alimentando el morbo: ella se declaraba virgen en una entrevista para provocar, dando rienda suelta a la leyenda de que perdió la virginidad con él (más tarde, ella lo negaba y aseguraba que Spike Jonze, nada menos, fue quien se llevó ese gato al agua) y Evan lo negaba dedicándole ‘It’s About Time’ (interpretándose que era cuestión de tiempo que él le hiciera perderla gracias a frases como «I don’t wanna get my fingers wet unless it’s an accident»). También se hablaba de la relación de Dando con todo tipo de sustancias y drogas, que Juliana padeció y que parece que supusieron su distanciamiento definitivo.

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Después de aquello, las carreras y vidas de ambos se separaron. Evan se fue hundiendo en las drogas de manera cada vez más ostensible, lo que le llevó a publicar apenas un álbum regular (‘Car Button Cloth’) en más de diez años, aunque después de casarse y escapar (o casi) de sus adicciones, regresó en 2006 con el buen ‘The Lemonheads’. Tras eso, ha vivido de giras nostálgicas, reediciones, rarezas y versiones. Juliana ha continuado publicando discos de manera constante, pero su calidad e interés están muy lejos de sus mejores momentos de los primeros 90. En 2010, después de divorciarse de la modelo Elizabeth Moses, Dando se reencontró con Juliana y lo celebraron dando un emotivo concierto en el que juntos desgranaron diversos temas de sus carreras, mientras expiaban los fantasmas de su pasado conjunto, a modo de terapia y liquidando aquellas viejas leyendas. Además de certificar que nunca tuvieron sexo, contaron que su relación amorosa era como ‘Leaving Las Vegas’, que Juliana plasmó en su canción ‘Choose Drugs’: «yo te dije «o las drogas o yo». Elegiste las drogas». Otro de los momentos álgidos del show, cuentan, fue cuando interpretaron ‘Evan’, canción de Hatfield en la que declara abiertamente su profundo amor por él.

Seguro que esos conciertos sirvieron no solo para retomar su amistad, sino también para gestar este regreso de Juliana a The Lemonheads que, si siguieran el ejemplo de compañeros de escena como Dinosaur Jr o Sebadoh, podría inspirar al grupo a fundar una nueva etapa que esté a la altura de aquel referenciado álbum del año 1992. Aunque entonces se antojara como una colaboración esporádica, estos veinte años nos han mostrado que Evan y Juliana siempre estuvieron destinados a estar juntos.

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