En Madrid llueve a veces: 20 minutos y se quita. Pero ayer te podías quedar horas debajo de un balcón esperando a que escampase, así que a eso de las 20.45 no hubo más remedio que dirigirse hacia el Matadero para ver qué era exactamente aquello de «gala youfestera» que prometía el programa del festival de la plataforma de vídeos de Google. La organización había anunciado en Twitter chubasqueros y pronosticado la desaparición del tema del agua «a última hora de la tarde», pero no se supo nada ni de lo uno ni de lo otro. Allí no paró de llover en ningún momento, dando lugar a un barrizal en la zona de los baños que ni en Woodstock. Eso sí, el jueves va a hacer 26 grados.
Mientras el par de recintos cubiertos del recinto permanecía inutilizado (sólo en ellos estaban programados Vive la fête y algunas cosas durante la tarde), unos pocos cientos de personas aguantaron el chaparrón con paraguas, capuchas y, sobre todo, sin nada. ¿De dónde sacaron la fuerza de voluntad los que se presentaron allí a pelo después de estar todo el día lloviendo? De las ganas de ver a las estrellas de Youtube en vivo y en directo, da igual cómo. ¿Mereció la pena? Sí.
Abrió la gala La Tigresa de Oriente, embutida en un traje dorado que podría pertenecer al vestuario de Alaska, y dejando caer la que sería una de las dos revelaciones de la noche: los visuales. Era hilarante ver a la artista contonearse y entonar sus letras de aquella manera, mientras animaciones tigrescas -¡claro!- nos amenazaban gigantes desde la parte trasera. A su término, una caja transparente llena de globos apareció en el escenario. De ella salió Wendy Sulca interpretando ‘La tetita’ (olvidaos de Madonna con el ‘Future Lovers / I Feel Love’ del ‘Confessions Tour’), mientras su «animador» (sic), tras ella, increpaba al público: «¿Dónde están los niños de más de 18 años a los que les gusta la tetita?». Wendy, vestida con su traje regional, se acercó al público, bailó girando sobre sí misma, se mojó y cantó también en riguroso directo ‘Cerveza’. Ya sólo por esto, había merecido la pena el festival.
Pero había mucho más. Delfín Hasta El Fin apareció un minuto después (fantástica la coordinación de artistas sobre el escenario principal) volando, colgando de unos arneses. Fantástica idea. Hay canciones a las que el tiempo pasa factura, pero no es el caso del techno machacón de ‘Torres gemelas’, que sigue alzando cejas de incredulidad como la primera vez. Delfín preguntó al público quién era del Madrid y quién era del Barça, pero allí todos, de lo que éramos, era de Delfín. El hombre bailó y lo dio todo mientras en las pantallas veíamos imágenes suyas y de Nueva York. «¡No puede ser!», gritaba como parte de la letra de su canción. Pues eso.
A su término, La Tigresa, Wendy y Delfín se unieron para interpretar su canción conjunta de ‘Qué bonito es Israel’. Daban ganas de irse a casa después de verlo. ¿Cómo se podía superar algo así?
Antes decíamos que una de las dos revelaciones fueron los visuales. La otra fue la orquesta que le pegaba a todo: daba igual que fuera un tema regional de Perú que los experimentos collageros de Kutiman, el siguiente protagonista, entre eléctricas y vocoder. Mientras Marquese Scott hacía break dance, entre otros, por aquí y por allá, se fue dando paso a un espectáculo de canciones de raíces R&B por donde pasó por ejemplo una versión de ‘Stand By Me’.
A eso de las 22.00 saltaban al escenario los chicos de la franquicia Locomia, que uniendo viejas y nuevas generaciones en su formación, mostraron la misma destreza con los abanicos de antaño. Dejaron ganas de más. Aunque la estrella más esperada (todavía) a esas horas era Chimo Bayo, que apareció con un mono con varias luces de neón verde y linternas que al final de su actuación dejaron de funcionar. El público se vino arriba con un ‘Así me gusta a mí’ que está claro que nunca morirá. El show se cerró con la rumba de Javi Cantero y un homenaje en pantallas a El Fary. Para terminar la gala youfestera, centro de todo el universo durante dos horas, todos los mencionados (menos Madonna, Alaska, Vive la fête y El Fary) salieron a saludar.
Por momentos pensamos que el concierto de El Guincho lo íbamos a ver cinco personas (exactamente), pero no, era la prueba de sonido. Hasta que no terminó lo de la gala, el grupo de Pablo no saltó al escenario, con bastante retraso. A pesar del tiempo que ha pasado desde ‘Pop negro’, el repertorio no presentó sorpresas, pero sí se desplegó ameno, rítmico y sólido, desde ‘Kalise’, ‘Ghetto fácil’, ‘Soca del eclipse’ y ‘Lycra Mistral’ hasta el final con ‘Bombay’ y ‘Antillas’, logrando mantener despierto y entregadillo al público, de nuevo, a pesar de la lluvia.
Cuando sonaba el último acorde de El Guincho arrancaba el primero desde el otro escenario de Primal Scream, que por suerte, no venían a presentar otra vez ‘Screamadelica’ (ya eran demasiadas veces). Los de Bobby Gillespie tocaron un par de las composiciones nuevas que están trabajando en el estudio para publicar el año que viene (una de raíces de rock and roll clásico y pegadizo estribillo «it’s alright, it’s OK», otra más inclasificable con varios giros estilísticos), pero el show fue más que nada un «greatest hits».
Ya en segundo lugar entregaron la espídica e infalible ‘Swastika Eyes’, dejando caer enseguida obras maestras como ‘Movin’ On Up’, trallazos como ‘Shoot Speed/Kill Light’ o canciones para la levitación colectiva como ‘Come Together’. A pesar de algún acople puntual en el sonido, y ahora acompañados de la bajista de My Bloody Valentine (¡nivelón!), con la que parecen compartir total química (Bobby la abraza de vez en cuando), Primal Scream siguen tan profesionales como siempre sobre las tablas, digan lo que digan. ‘Country Girl’ y ‘Rocks’ cerraron, como es habitual, su setlist, mientras de allí no se iba nadie. Sólo faltaron ‘Some Velvet Morning’ y ‘Miss Lucifer’ para morir en el YouFest de felicidad.