Puede parecer que Foxygen saquen discos a un ritmo vertiginoso. Hace bien poquito revisábamos por aquí su fantástico debut ‘Take the Kids Off Broadway‘ pero, como comentábamos entonces, había que tener en cuenta que el álbum era originalmente de finales de 2011.
Por lo tanto, Sam France y Jonathan Rado han tenido un añito en el que les ha dado tiempo a varias cosas. Por un lado a reeditar su debut en Jagjaguwar logrando generar un runrún que, poco a poco, ha alcanzado niveles próximos al hype. Por otro, a preparar 9 canciones nuevas y grabarlas junto a su principal valedor, el productor de moda Richard Swift. Foxygen han pasado de empezar 2012 siendo unos absolutos desconocidos a terminarlo estando en el ojo del huracán. Veamos pues qué nos deparan en esta nueva aventura.
Lo primero, cambios. Y, algunos, a mejor. Por ejemplo, una canción como ‘San Francisco‘ (‘San Fran’ en el adelanto promocional ‘Introducing Foxygen’ con el que fueron calentando motores a final de año) justifica ella solita un disco entero.
Y es que es cierto que en ‘Take the Kids Off Broadway’ tenían momentos enormes pero también lo es que estaban un poco tocados por una especie de «síndrome del menú degustación». Es decir, en su afán por meter mil ideas en cada canción, acababan ofreciendo un non-stop de fogonazos absolutamente disfrutables pero que te dejaban con las dudas de si las composiciones realmente soportarían un tratamiento más tradicional. Si, fuera del contexto desestructurado, serían perdurables, memorables.
Pues ‘San Francisco’ demuestra que sí, que puede meterse en la misma liga que el ‘San Francisco (Be Sure to Wear Flowers in your Hair)’ de Scott McKenzie o el ‘Come Back from San Francisco’ de los Magnetic Fields. O, ya puestos, del ‘Sunday Morning’ de la Velvet o del ‘Sunny Afternoon’ de los Kinks.
Pero no solo de la excelsa ‘San Francisco’ vive ‘We Are the 21st Century Ambassadors of Peace & Magic’. El single que adelantó el disco hace unos meses, ‘Shuggie’, es tan brilante como sólido. Más cerca de los últimos MGMT que nunca, ofrece una versión más sofisticada y moderna del dúo, con un sinuosa línea de bajo que recorre toda la canción, extraños arreglos de flauta y un vídeo arty más o menos incomprensible.
Sin embargo, esta adaptación de Foxygen a estructuras más o menos normales no siempre da tan buenos resultados. Aun existiendo canciones bastante resultonas -como ‘In the Darkness’, con la que se abre el disco- u otras en las que recuperan parte de la magia y la locura de sus primeras grabaciones -como la que da título al álbum-, el resto de temas no mantiene el nivel de sus singles.
Porque, para ser sincero, yo me esperaba algo más que el rock de corte clasicón y sorprendentemente romo de ‘No Destruction’ o de ‘Oh No 2’. Del mismo modo, si bien ‘Oh Yeah’ o ‘On Blue Mountain’ tienen cosas totalmente aprovechables, ¿realmente son merecedoras de extenderse durante más de 5 minutos? Por no hablar de ‘Bowling Trophies’, una cortinilla instrumental que en su debut no les habría dado juego ni para 15 segundos.
Por lo tanto, si bien podríamos decir que el disco es un poco decepcionante, lo cierto es que no lo es lo suficiente como para perder el interés por lo que pueda venir de una propuesta que, de momento, en el peor de los casos te suelta un par de clásicos. Eso se merece un respeto.
Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘San Francisco’, ‘Shuggie’, ‘In the Darkness’
Te gustará si te gusta: Los Kinks, la Velvet Underground, Richard Swift.
Escúchalo: Pitchfork