Maronda / La orfebrería según los místicos

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Maronda / La orfebrería según los místicos

El segundo trabajo del dúo formado por Pablo Maronda y Marc Greenwood vuelve a adentrarse en los dramas de las relaciones de pareja, en los recovecos de la nostalgia y la esperanza mediante bonitas melodías y letras cantables y contagiosas. Temas de ayer y de hoy que recuerdan sin lugar a dudas a aquellas boy-bands made-in-Spain de los años 60. No vamos mal encaminados si la mente se nos escapa hacia conocidos temas de Los Brincos o Los Ángeles, entre otras. Delicadeza y sencillez -y no por ello descuido- es lo que encontramos en cada tema de ‘La orfebrería según los místicos’. La perfecta aleación del joyero piadoso por amor sólo podía dar como resultado un tesoro como este álbum.

Dan comienzo los primeros acordes de ‘Volverás’ y algunos somos redirigidos a Los Mitos y a aquel hit titulado ‘Cuando vuelvas’. Si los primeros recitaban “sé que no soy nada para ti y que no te importa mi sufrir”, Maronda nos trae su versión particular del amor perdido y resignado con este tema, dejando además un hueco a la aceptación de que su ex pareja rehaga su vida con otra persona. En este contexto retro (¿o deberíamos decir vintage?) encontramos también otros bonitos temas como ‘La piedra negra’ o ‘Los últimos días de Arcadia’, que de no ser por su excesiva duración (7:10 minutos, ¿qué tal?) sería un perfecto canto folk a la juventud y el inevitable paso del tiempo.

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Entre los platos fuertes encontramos ‘El ruido eterno’, uno de los temas más efectivos y directos del álbum, con la frescura de los primeros Tachenko, las melodías de algunas bandas pop de los años 80 y la inmediatez de los temas de La Costa Brava (ese acorde en séptima antes del puente convierte a las canciones en perfectamente completas y adictivas). En la misma línea vocal y melódica encontramos ‘Me fui antes de verte llegar’ o ‘Las luces resplandecen’, con la colaboración a las voces de Jorge Pérez (de Tórtel). O ‘La cristiandad’, que cuenta con los arpegios más bonitos y una de las frases más ingenuas, sinceras y conmovedoras de todo el disco: “no puedo recordar querer a nadie igual, más puro que el cristal, más que una cristiandad, sin mártires, sin más, me importas de verdad”. Aunque uno de los claros singles del álbum es el recién presentado ‘La recriminación’, con la colaboración de Sandra Belda (de California Snow Story y Superété) a las voces, reflejando la dureza de una ruptura, lo difícil que es mantener la cabeza fría y a raya los sentimientos, siempre encontrados, que corren desde la rabia a la duda, pasando por el rencor y la más grande de las penas. Todo esto, bajo la influencia directa de Gainsbourg y su ‘Je suis venu te dire’, hace de la canción una de las más grandes de este taller orfebre.

La sorpresa y la emoción que provocaron Maronda con su primer álbum es posible que sea irrepetible, el estilo ya no sorprende como lo hizo entonces y sus voces ya no son desconocidas. Pero sería absurdo no admitir que este es el pop que nos gusta a los que venimos de aquella semilla que implantaron los pioneros de la música popular y que una vez más Maronda ha vuelto a dar en el clavo.

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Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘El ruido eterno’, ‘Cristiandad’, ‘La recriminación’
Te gustará si te gustan: Los Mitos, Los Ángeles, La Costa Brava, Tachenko
Escúchalo: en descarga desde su web

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