Antes de que la dictadura digital apareciera en escena y nos obligara a registrar cada segundo de nuestra existencia, la mayoría acostumbrábamos a construir nuestra vida a partir de los álbumes de fotos familiares. Colecciones de fotos sin orden aparente que acabábamos tomando como nuestros propios recuerdos y que, como una mentira mil veces repetida, tomaban vida en nuestra cabeza a modo de secuencias rodadas en Super 8. Imágenes que con el paso de los años permanecen intactas en nuestra cabeza mientras otras se vuelven borrosas. Ya entonces se cumplía la profecía: si de algo no hay fotografía es que no ha pasado nunca. Sólo hay que esperar para comprobarlo.
Averiguar hasta qué punto esas imágenes antiguas condicionan la percepción que tenemos de nuestra propia existencia es lo que ha llevado a dos de los componentes de Manos de Topo, Miguel Ángel Blanca y Alejandro Marzoa, a dirigir ‘Your Lost Memories’, un breve pero emotivo falso documental que utilizando la técnica del «found footage» cumple dos cometidos: dar a conocer el proyecto transmedia del mismo nombre y, a la vez, narrar la supuesta verdadera historia de un amnésico obsesionado con rellenar sus vacíos con recuerdos ajenos encontrados.
Lo primero, desde luego, lo consiguen sin problema. Nadie que vea esta película, que forma parte de la programación del Atlántida Film Fest, puede resistir la tentación de entrar en la web oficial nada más terminar para averiguar más sobre esta iniciativa que recupera antiguas películas familiares Super 8 rescatadas de mercadillos y desvanes y hace lo imposible por devolver esas escenas perdidas a sus dueños originales.
A lo segundo, por desgracia, se le tarda poco en ver el truco. Así, si algunos dudaron en su momento sobre si cosas como ‘El proyecto de la bruja de Blair’ u ‘Holocausto canibal’ eran verdad, en esta ocasión resulta imposible creer las peripecias de Rubén, un chaval que después de sufrir un accidente de tráfico y pasar dos años en coma despierta sin memoria y se vuelca en este proyecto de recuerdos recuperados para, a través de ellos, reconstruir su vida olvidada. Los actores se esfuerzan en dar veracidad a la propuesta, y aunque por momentos piensas que estás viendo ‘Rec’ (acaso no daría miedo no saber quién eres), recursos forzados como cámaras que se mueven más de lo necesario o grabaciones que empiezan en el momento adecuado acaban por arruinar un poco la experiencia.
Pero el caso es que en poco más de una hora sus directores consiguen que casi sueltes una lágrima. Y la magia que aunque sepas que es mentira emociona es que es buena magia. 7.