En la pequeña lista de discos indiscutibles de la historia, ‘Pet Sounds’ constituye una rareza. No fue un éxito (en EE UU lo ignoraron de tal forma que Capitol decidió lanzar un grandes éxitos de los Beach Boys al poco de publicarlo), apenas contiene un par de singles claros (‘God Only Knows’ y ‘Sloop John B’, esta última siendo una versión de un tema tradicional y metida a regañadientes por Brian Wilson), tampoco es paradigma del estilo de los Beach Boys y, por si fuera poco, marcó el principio de la decadencia del grupo: después de aquellas sesiones de grabación, Brian Wilson se hundió en una espiral depresiva de la que tardó décadas en recuperarse.
Tampoco es que los Beach Boys fueran un grupo al uso: llegaron al éxito entre la juventud incorporando a la música del momento una cosa tan pasada de moda como las armonías vocales, su líder dejó enseguida de dar conciertos para embarcarse en labores de composición y grabación mientras el grupo recorría el país de punta a punta con extenuantes giras y, por qué no decirlo, se convirtieron en el símbolo de un estilo de vida que solo un miembro de la banda (Dennis Wilson) practicaba.
De todo esto da cuenta ‘Wouldn’t It Be Nice. Brian Wilson y la creación de ‘Pet Sounds», del productor e historiador musical Charles L. Granata, que diez años después de publicarse llega a España de la mano de Libros de Ruido. Lo primero que llama la atención es que las palabras «Beach Boys» no aparecen por ningún lado en el título. Y efectivamente, los compañeros de Brian solo aparecieron en la fase de grabación de las voces, en un pequeño descanso entre gira y gira, y la única aportación instrumental que hacen es una guitarra de Carl Wilson en ‘That’s Not Me’. Brian compuso el disco con la ayuda del publicista Tony Asher (que escribe el prólogo del libro) y lo grabó con músicos de estudio al más puro estilo de los álbumes de jazz de la época: los instrumentistas llegaban al local sin la más mínima idea de lo que iban a tocar ese día, Brian le enseñaba a cada uno su parte (lo único escrito que tenían eran los acordes) y grababan la canción del tirón sin ayuda de un metrónomo. El único que tenía unos auriculares puestos para escuchar lo que entraba por los micrófonos era Hal Blaine, mítico batería de sesión que ha participado en docenas de números 1 y en la canción favorita de Brian Wilson, ‘Be My Baby’ de las Ronettes.
Granata dedica la parte central del libro a la composición, grabación y repercusión del disco. Antes, relata una breve historia de los Beach Boys para entender el punto de partida de ‘Pet Sounds’ y, después, cuenta la decadencia del grupo y la larga trayectoria del desierto de Brian hasta que, en los 90, ‘Pet Sounds’ comienza a tener el reconocimiento que merece y su autor parece que empieza a encarrilar su vida. A veces, la larga lista de elogios que dedica al mayor de los Wilson se hace un poco cansina. Brian era un genio, sí. No obstante, a pesar de sus excentricidades, el libro no muestra una imagen arquetípica de genio creador que impone su visión por encima del bien y del mal: se buscó un colaborador para las letras (que también metía bastante mano en la melodía), aceptaba de buen grado las sugerencias de los demás (como grabar e incluir ‘Sloop John B’, una canción sobre el hundimiento de un barco, en un disco que en principio partía de una idea conceptual aunque difusa sobre el amor) e incluso en su marca distintiva, las armonías vocales, solía contar con la opinión de Mike Love para los arreglos.
He echado en falta, de cualquier manera, un anexo con fechas de grabación, músicos e instrumentos de cada tema. El propio Granata cuenta que es difícil saberlo, pues mucha información se ha perdido y hay que tirar de los recuerdos de quienes participaron. A pesar de esto, ‘Wouldn’t It Be Nice. Brian Wilson y la creación de ‘Pet Sounds» ilustra muy bien el punto álgido de una época en que lo comercial, el talento y la necesidad expresiva y artística de un autor parecían ir juntas, un espejismo que provocó enseguida tensiones irreconciliables. También muestra muy bien la música como oficio, tanto para Brian el compositor como para los Beach Boys como intérpretes y los chicos de los estudios como músicos e ingenieros de sonido. Y, por último, revela la historia de amor de Brian con las armonías y los arreglos, el secreto del éxito para un grupo que nació con la intención de divertir y divertirse y acabó grabando su nombre en la historia de la música gracias a un disco reposado, bonito y rabiosamente personal. 8.