Primero Turquía anuncia la creación de un festival más acorde a su identidad cultural, Turkovision, y ahora es Rusia la que amenaza con la creación de The Voice Of Eurasia, aunque en este caso los motivos son algo distintos.
Después de la victoria el pasado fin de semana de Conchita Wurst, y la reivindicación que significó su triunfo, varios medios de todo el mundo se han hecho eco del malestar que esto ha generado en los políticos rusos, que han calificado el asunto como “una locura sin fin”. Valeri Rashkin, disputado del Partido Comunista, ha sido tajante, “los resultados del último festival de Eurovisión han acabado con nuestra paciencia. Tenemos que abandonar esta competición”. No sería la primera vez que los países de la antigua Unión Soviética se montan su propio festival. Ya durante la era de la Guerra Fría, los territorios del Este celebraban Intervision, su propia competición musical que fue propuesta para rescate por Vladimir Putin en 2009.