Vértigo ante la fama, azar, mala gestión de su talento, inseguridades… Varias pueden ser las circunstancias que han hecho que The Pains Of Being Pure At Heart hayan detenido la proyección que con sus dos primeros álbumes hacían presagiar que podrían convertirse en una banda de estadios. Sus ex compañeros han ido dejando la banda y, hoy por hoy, se ha quedado solo Kip Berman, que parece haber decidido que estaba más cómodo en el papel más modesto de sus inicios y rectifica su trayectoria con un disco más personal y de sonido más delicado, como es ‘Days Of Abandon’.
Asistido por nuevos colaboradores como los hermanos Christoph y Anton Hochheim (de Ablebody y The Depreciation Guild, aunque el primero ya participó en la gestación de su segundo álbum), Jacob Sloan y Jen Goma (A Sunny Day In Glasgow), Berman prescinde del sonido amplio y fuerte que creó junto al mítico tándem Alan Moulder & Flood en ‘Belong‘, y apuesta por una versión más intimista de sí mismo, sin librarse del peso del sonido C-86 que tanto marcaba su debut, pero más maduro, afín a las obras de Prefab Sprout o The Go-Betweens. La introspección queda patente en unas letras más cuidadas que, entre guiños a una posible homosexualidad que Kip siempre ha negado (‘Simple And Sure’ y, sobre todo, ‘Life After Life’ no pueden ser más ambiguas), constantemente aluden a la añoranza por el pasado, dejando la puerta abierta a interpretar que, más que la ausencia de alguien, la nostalgia que le invade es por su propia identidad, transformada con el paso de los años.
Los múltiples fans del grupo encontrarán en la intensa ‘Beautiful You’, además de las ya conocidas ‘Eurydice‘, ‘Simple And Sure‘ y ‘Until The Sun Explodes‘, nuevos pero reconocibles objetos de adoración, pero la delicada apertura con la preciosa ‘Art Smock‘ (con referencia a Felt incluida) ya adelanta que lo más interesante de este ‘Days Of Abandon’ está en el nuevo enfoque que Berman aplica al conjunto. El músico de Brooklyn, junto al productor Andy Savours (My Bloody Valentine, Patrick Wolf), realiza un tratamiento menos ruidista y efervescente, con guitarras más cristalinas, cuidando mucho más los matices de los arreglos de teclados y, sobre todo, las armonías vocales con Goma, cuya fantástica voz toma un protagonismo inesperado. En ‘Life After Life’ y ‘Kelly’ (sin duda, una de las más bellas composiciones en la carrera de Kip), Jen ejerce sorpresivamente de vocalista principal con resultados espectaculares, dando un carácter tan distinto al grupo que casi nos hace dudar si seguimos escuchando el mismo álbum.
Es cierto que esa pérdida de efervescencia y nervio condena a la insulsez algunos cortes como ‘Coral And Gold’ o ‘Masokissed’, que suenan blandos y poco sorprendentes, pero también es verdad que este camino alternativo adoptado por The Pains Of Being Pure At Heart parece alejarles de ser nuevas estrellas fugaces del indie pop. No parece casual que el bonito medio tiempo ‘The Asp In My Chest’ cierre el disco con su singularidad, emotiva y lánguida, introduciendo potentes vientos metales que engrandecen la canción, como proclamando la madurez de su propuesta. Puede que así no resplandezcan como antaño, pero el agotamiento de The Pains parece aún lejano.
Como es habitual, The Pains Of Being Pure At Heart realizarán una extensa gira por nuestro país que sigue ampliando sus fechas.
Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Kelly’, ‘Simple And Sure’, ‘Eurydice’, ‘Art Smock’
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