Clem Snide cultivaban un pop brillante, reconfortante y emotivo, donde la delicadeza se mezclaba con las explosiones de emoción controlada, conducido por la voz cálida y nasal de Eef Barzelay. Si señalo todas estas virtudes en pretérito imperfecto es para hacer más hincapié en la pequeña decepción que me ha supuesto ‘Girls Come First’. La voz sigue ahí. Las canciones también se adivina que siguen ahí. Pero así… pues así, no, Eef.
Porque ‘Girls Come First’, más que reconfortar, acaba generando un ligero sentimiento de congoja y me temo que no es deliberado. El disco es un cúmulo de «peros» y circunstancias. El primer «pero» llega porque esta no es una obra completamente nueva ni original; es una especie de conglomerado que recoge algunas canciones de su anterior álbum, ‘Songs for Mary’, en que Eef pergeñó canciones “a la carta” a petición de sus fans. De hecho, en una reciente entrevista a Muzikalia, él mismo aclara que las recupera -sin ninguna modificación, añado- porque no le gustaba cómo habían quedado en el LP previo. El segundo “pero”: la patente falta de medios. Este es un disco desnudo, ejecutado en precario; casi todos los temas son solamente Eef cantando y tocando la guitarra acústica a pelo, sin ningún otro acompañamiento. Además, el sonido es tan lo-fi que a veces parece que esté grabado en una caja de zapatos. Supongo que la necesidad manda y que seguramente Eef no habría visto otra posibilidad de sacar las composiciones a la luz que grabándolas así. Pero esta austeridad pasa factura. Las canciones acaban sonando muy monótonas, la desnudez extrema no les sienta bien, reclaman algún tipo de ropaje que consiga exhibirlas en toda su belleza. Despojándolas de todo artificio, paradójicamente, las opaca.
‘Grace’, la canción inicial, una de las trasplantadas tal cual desde ‘Songs for Mary’, mantiene el tipo. Eef canta más Dylan que nunca y su intensidad, las palmas y los coros -muy Fleet Foxes-, hacen perdonar el sonido mediocre y las imperfecciones. Pero ‘Misty’ sigue los mismos derroteros. Una caja de ritmos palía la aridez de la también rescatada ‘All Good Hearts’; su problema es que empieza con el mismo lamento con el que abre ‘Grace’: apelando a una tal Mary (presumiblemente, se trata de Mary Oliver, poetisa ganadora del Pulitzer en 1984). ‘Wendy’ se dulcifica por su piano, el ukelele y los coros angelicales entre los que la voz de Eef casi se desgañita. Pero ‘Hillary’ vuelve a caer en la misma tónica. Encontrarte con una línea de bajo y percusión convierte a ‘Like lighting Flashes’ en casi un alivio, un oasis en forma de bossa suave. Pero, ay, en ‘Goodnight Nobody’ vuelve a las andadas. Cuando escuchas que empieza con otro ‘Mary…’ por tercera vez, resoplas. Y así hasta que cierra con una versión de lo más tristona y apagada de ‘All the way’, el clásico que popularizó Sinatra. La languidez que desprende este disco pasa factura, agota. Las canciones son buenas; incluso muy buenas. Pero su frustrada potencialidad te hace añorar a los Clem Snide resplandecientes, los que te abrigaban el corazón.
La amplia gira de Clem Snide por nuestro país arranca mañana jueves 19 de marzo en Zaragoza.
Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Grace’, ‘Wendy’, ‘Like lighting flashes’
Te gustará si te gustan: los cantautores «folkies» con guitarra, el Dylan de los primeros sesenta.
Escúchalo: Deezer