Javiera Mena, en el Olimpo del pop

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Javiera Mena, en el Olimpo del pop

javieraportadaEn los últimos años hemos visto crecer a muchos artistas de pop (de los que no suenan a Vetusta Morla, Izal, etcétera) hasta el punto de ser capaces de llenar por sí mismos salas con capacidad para unas mil personas. Partiendo de la nada, los primeros Astrud, Yelle, Chico y Chica, Hurts, Monarchy… crecieron hasta hacerse bastante grandes en nuestro país sin el apoyo de las radiofórmulas… y sin guitarras. Esto nos decía Javiera Mena en una entrevista reciente acerca de su show: «Con mi formato, el público rock puede pensar que es como un karaoke, pero no se imaginan la cantidad de horas de ensayo que hay detrás de inventar un show en vivo así».

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El concierto, elaboración de las bases aparte, es ante todo visual, claro desde los primeros minutos con su corte de cuatro bailarinas cubiertas por túnicas. ¿Sería alguna Javiera Mena? Sin un solo músico de apoyo, con ella misma aporreando teclados y portátiles cual Nacho Cano (es muy, muy fan), el concierto comenzó confiándose totalmente en los temas de ‘Otra era‘. Y funcionó, así de potente es: ‘Los olores de tu alma’, la propia ‘Otra era’, la coreografiada ‘La joya‘ (una de las canciones mejor recibidas por el público), ‘Que me tome la noche’, ‘La carretera’ con El Guincho como invitado especial, ‘Quédate un ratito más’ con Javiera sentada sola al teclado en el único momento íntimo de la velada y ‘Espada’ en una versión en principio más minimal y menos trance (al final por supuesto apoteósica) sonaron seguidas. Con la solidez de este repertorio, que incluye el estribillo histórico de esta última (¿cuánto mola ese «quiero que tu espada me atraviese solamente a mí»?), ¿quién iba a echar de menos ‘Hasta la verdad’?

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Sí nos quedamos con ganas de volver a escuchar en vivo ‘Sufrir’, pero ‘El amanecer’ y el macrohit ‘Luz de piedra de luna’ bastaron como guiños al pasado: es bueno recordar que ‘Otra era’ es claramente el mejor disco de Javiera Mena. Cerraron dos versiones: antes del bis ‘Ritmo de la noche’, más que nada un karaoke colectivo de la gente que abarrotaba el OchoyMedio de Madrid y ‘Yo no te pido la luna’, otra celebración de la comunión entre cantante y sus fans que con razón no ha desaparecido de su setlist.

Javiera Mena recurre, para animar al público, a trucos propios de artistas llenaestadios tipo «¿cuánta gente del norte? ¿cuánta gente del sur?», algo que el indie ha evitado durante décadas. Pero olvidaos: Javiera Mena no es una artista indie. A falta de perfeccionar algo la manera de hilvanar las bases de sus canciones para convertir su concierto definitivamente en una sesión non stop, es una artista pop (de las que venden merchandising relacionado con su atrezo, en este caso gafas a un euro como las de la portada de su último disco), muy cambiada para mejor desde que la vimos en años pasados: mejor voz, mejor sonido, mejor show, mejor repertorio, mejor todo. 8.

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BFlecha cumplió el desagradecido papel de telonera ante una audiencia que parecía a lo suyo a pesar de los puntos en común con Javiera Mena. Al menos el público madrugó y pudo actuar también con llenazo. Esperamos que alguien pudiera apreciar que su directo, a pesar de algún problema de sonido, técnicamente fue más interesante. Sampleándose en directo, tocando ella sola distintos sintetizadores y teclados y jugando con la sonoridad de los micros, Belén nos recordó la personalidad de canciones como ‘A Marte’, ‘B33’ o ‘Mundo bizarro’, bien alternadas con sus característicos instrumentales. Vamos necesitando nuevo disco. 7.

Fotos: Ochoymedio, por Patricia Blas.

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