La reunión de los Beach Boys originales (y supervivientes) en 2012 resultó ser un espejismo. Enseguida las aguas volvieron a su cauce: Mike Love quedándose con el nombre de la banda y echando a Brian de su propio grupo. Pero mientras el conjunto de bodas y bautizos de Mike se dedica a arrastrar por los escenarios el nombre de los Beach Boys, Brian, el genio, continúa sacando discos que ambicionan ofrecer algo nuevo.
‘No Pier Pressure’ se ideó en un principio como nuevo álbum de Beach Boys pero, dados los acontecimentos, Brian decidió sacarlo con su nombre, contando con colaboraciones especiales. Menos efervescente que ‘That Lucky Old Sun’, su último disco sin coartada ajena, pero bastante mejor que el fosilizado ‘That’s Why God Made the Radio’ de Beach Boys, este es un agradable y luminoso disco de pop adulto, anclado en el tiempo, como si se hubiera quedado congelado en algún momento de 1989. Su sonido de «hit» maduro de finales de los ochenta-principios de los noventa es muy patente en la bonita y empalagosa ‘Our Special Love’, con Peter Hollens; en ‘The Right Time’, con los coros del incondicional Alan Jardine; y, sobre todo, en ‘Saturday Night’, cantada por Nate Ruess de fun., quizás la pieza más anacrónica, que recuerda poderosamente a ‘Over my shoulder’ de Mike and the Mechanics.
También hay lugar para rendir pleitesía a nuestro héroe y para los autohomenajes: esa especie de «remake» (¡o más bien precuela!) de ‘Sleep John B’ que es ‘Sail Away’, dirigida por la potente voz del sudafricano Blondie Chaplin. O el instrumental ‘Half Moon Bay’, que remite a ‘Let’s Go Away for Awhile’; o ‘Somewhere Quiet’, que retrotrae a ‘In the Back of my Mind’. Es la estandarización de su sonido el máximo reproche que se le puede hacer a ‘No Pier Pressure’: canciones bien construidas pero muy aferradas a la típica fórmula de temáticas positivas y veraniegas, mezcladas con momentos de suave melancolía, aunque Brian defienda justo lo contrario. Pero eso no le quita encanto, ya que el álbum tiene la virtud de no contener ningún momento ridículo (un peligro que suele correrse en discos de este tipo) y sí atesora unos cuantos brillantes. Así, la voz ajada pero aún emocionante de Brian cautiva con la inicial y sencilla ‘This Beautiful Day’, para continuar con la sorpresa que depara la muy bailonga y electrónica ‘Runaway Dancer’ con Sebu de Capital Cities; la preciosa ‘Whatever Happened’, nostálgica rememoración de los lugares del pasado a dúo con Alan; ‘On the Island’, medio tiempo levemente hawaiano con She & Him, donde Zooey Deschanel, pizpireta e indolente, es la reina; o ‘Guess You Had To Be There’, quizás la mejor canción del disco, con un banjo juguetón enmarcando un infeccioso dueto con Kacey Musgraves.
Es una pena que las colaboraciones con Lana del Rey o Frank Ocean se hayan caído por el camino y solo podemos especular con qué hubieran aportado dos artistas tan singulares a un álbum tan plácido, pero eso no resta mérito a esta nueva demostración del empeño de Brian de no vivir solamente de las glorias pasadas.
Calificación: 6,7/10
Lo mejor: ‘This Beautiful Day’, ‘On the Island’, ‘Guess You Had to be There
Te gustará si te gusta: Brian Wilson, claro. Los hits de pop adulto circa 1990 que suelen sonar en M80.
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