«Nuestro amor sabe a azúcar», canta Katie Crutchfield, más conocida como Waxahatchee, en ‘Half Moon’, uno de los cortes incluidos en su tercer álbum, ‘Ivy Tripp’, que ha llegado este mes vía Merge. «Pero me consume la vida entera», concluye. La incertidumbre y el desasosiego, sin olvidar algún que otro instante de serena contemplación, dominan el discurso musical de esta intérprete de Alabama que debe su nombre al arroyo donde creció y grabó su primer disco, ‘American Weekend’. La música de Waxiguachi, sin embargo, más que antojarse ajena, invita y acoge, ahora a través de un sonido mucho más evolucionado tras el éxito de ‘Cerulean Salt‘ y, sobre todo, más confiado que antes. No puede ser casualidad que Crutchfield haya esperado a su tercer disco para salir en una de sus portadas, ¿verdad?
‘Cerulean Salt’ fue el resultado de una ambición sana por crecer personal y artísticamente. Crutchfield terminó mudándose a Nueva York tras la edición de ese disco, dejando por el camino tantas buenas canciones que naturalmente Merge la ha terminado fichando para el tercero; y en ‘Ivy Tripp’ la encontramos en el momento de la edición de este artículo en Filadelfia, aunque el álbum fue grabado en realidad en Long Island junto al productor Kyle Gilbride. El álbum, en palabras de Crutchfield, va sobre «aprender a sentir las emociones y crecer a través de ello» y sobre «mantenerse firme ante la adversidad», un evidente paso a la madurez que se traduce musicalmente en canciones como la minimalista pero poderosa ‘Breathless’; el estupendo single ‘Under a Rock‘ o la preciosa nana ‘Stale by Noon’, por no hablar del meditativo número ‘Blue’, donde Crutchfield canta sobre encontrar la felicidad en lo cotidiano (en este caso, una playa) sobre un hipnótico paisaje de guitarra eléctrica pantanosa.
A rasgos generales, el sonido del disco, para el que Waxichita ha vuelto a contar con sus amigos Keith Spencer y el mismo Gilbride de Swearin’, el grupo de su hermana gemela, continúa por supuesto debiéndole absolutamente todo al rock alternativo independiente de los 90 pero sin caer en la imitación pese a lo transparente de sus referencias. La honestidad de letras como la de ‘La Loose‘ («sé que te quiero más de lo que tú me quieres a mí / y egoístamente deseo que te quedes conmigo») y el modo en el que su cálida aunque no especialmente bonita voz las interpreta, como en ese angustioso estribillo de ‘Air‘, presentan a una cantante más preocupada por expresar sus emociones que por recrear la excelencia de sus inspiraciones.
‘Ivy Tripp’, como ‘Cerulean Salt’, presenta un nivel compositivo a veces brillante y otras simplemente convincente, asegurando una escucha que prácticamente basa todo su encanto en la imperfección. Wachipichi no es una virtuosa de la guitarra ni de las melodías pero sí de encontrar el tono y la textura perfectos para el intimismo con el que aborda sus canciones, haciendo de temas como el esquelético ‘Bonfire’, donde Crutchfield lamenta que su amante la ve «como una rosa» («como me gustaría ser / pero no intento ser vista»), todo un océano en el que bucear. Y es que ella dice que ‘Ivy Tripp’ es un término para «los veintañeros, treintañeros y cuarentones perdidos en la vida», pero si algo es este disco es el trabajo de alguien que, definitivamente, ha encontrado su camino.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘La Loose’, ‘Under a Rock’, ‘Blue’, ‘Stale By Noon’
Te gustará si te gusta: Pixies, Cat Power, Daniel Johnston, Liz Phair
Escúchalo: Spotify