Madrid puede ser un gran «o todo o nada» y un gran ejemplo lo vivimos el viernes pasado, con conciertos coincidentes de Triángulo de amor bizarro, Joe Crepúsculo, Reina Republicana y no quise mirar quién más. Ante el absurdo de tener que escoger entre estos artistas tan distintos entre sí pero con un target parecido, me decanté por los que hacía tiempo que no veía o no había visto nunca: Tremenda Trementina, teloneros de Crepus, a quien esperamos ver en el FIB, y Reina Republicana, inspirando por el camino el peor titular de la historia de esta web.
Tremenda Trementina se beneficiaron de la mejora de las condiciones acústicas del Ochoymedio y el público pudo apreciar tanto las letras de sus canciones como su estilo variado, que ni mucho menos se basa solo en la oscuridad del indie. Sonaron (muy bien) temas nuevos como el single ‘Gorilas’ o ‘La calle del rencor’ junto a otros recuperados de lo que consideran su primer EP, como ‘Hospital’, ‘La Danse’ o la versión de ‘Mi novio es un raro’, pero la novedad fue lo que recordaron a Álex Christina en los momentos más desenfadados o a los fiesteros No Doubt en ‘El retorno’. Buen pop y bien ejecutado e interpretado por la solvente Adriana que, no obstante, el público sólo supo apreciar en el pepinazo ‘Sangre pop’, interpretado con enorme potencia a dúo y reservado para el penúltimo lugar. One hit wonder… de momento. 7.
Peor noche tuvieron Reina Republicana, que salieron tras un correcto concierto de Brian Hunt en el que solo se había acompañado de un batería conocido como «Zanahorio» en el Instagram de Russian Red (simpatiquísimo y muy gracioso en sus explicaciones técnicas) y de su propio cuerpo. Y no era poco: Brian presentó sus «nuevas canciones jevis» que editará «algún día» autosampleándose y tocando varios instrumentos con sus pies. Pero Reina Republicana fueron víctimas de los problemas técnicos y de estar totalmente expuestos con defectos y virtudes en un lugar «sentado» como el Teatro del Arte. Tuvieron que detener el show tras un par de canciones porque no se oían por monitores, el volumen de los teclados les dio un par de sustos a ellos mismos, sufrimos un par de acoples y peor: estoy seguro de que en Maite se esconde una buena cantante, pero de momento no parecen terminar de optimizar, equilibrar o ecualizar su sonido, de diferenciar entre noise y ruido, impidiendo que su interesante mezcla de kraut, bossa, shoegaze o simplemente pop conectase con el público. Les salvó, por supuesto, su gran repertorio, sobre todo hacia el final, donde el público sí movió los pies al ritmo de ‘Que cunda el pánico’, ‘La reina’ o su nuevo hit ‘Ahora que hace bueno‘. 6.