Antes de ‘Boyhood’ y antes del final de la “trilogía Before” (‘Antes del anochecer’), ficción y realidad ya se (con)fundieron en una película de Richard Linklater. ‘Bernie’, que se estrena con cuatro años de retraso (y ha visto todo el mundo interesado en la filmografía del director), es en apariencia una comedia negra narrada en forma de falso documental, la recreación de un crimen real relatado por medio de las declaraciones de los vecinos del pueblo de Texas donde vivía el asesino.
Pero algo no encaja: 1) los vecinos hablan maravillas del criminal, y 2) los vecinos no son actores ni están interpretando un papel. De esta manera, una ficción basada en el caso del asesino tejano Bernie Tiede -un subdirector de una funeraria que mató a la viuda más rica (y odiada) de Carthage y la escondió en el congelador de su casa-, se transforma en otra cosa, en algo así como un docudrama cómico con testimonios reales.
Pero hay más. Los límites entre el cine y la vida no terminan ahí. Después del estreno de la película, una abogada de Austin, fascinada por el personaje, se ofreció a revisar el caso. Linklater y el protagonista, Jack Black (quien consiguió una merecidísima nominación a los Globos de Oro por este papel), financiaron la defensa.
El resultado fue sorprendente. El asesino, condenado a cadena perpetua, fue puesto en libertad en 2014 después de que la abogada descubriera que éste había sufrido abusos sexuales durante la infancia y que el trauma que le causó influyera de forma decisiva en el homicidio. Lo más curioso de la sentencia fue la condición que puso el juez para dejarle en libertad: debía vivir durante unos meses en el garaje-vivienda de Linklater para ayudarle a su reinserción en la sociedad. El director aceptó encantado.
No sé si de esta convivencia saldrá otra película, una secuela -¡ojalá!-, pero sí de que ‘Bernie’ es, como ha dicho el propio cineasta, el particular ‘Fargo’ de Linklater. Una mirada humorística, costumbrista, estupefacta y muy cariñosa sobre un hombre, un crimen y un pueblo de Texas. Es como si el adorable Ned Flanders matara al odioso señor Burns: un dilema moral difícil de resolver. 8.