‘Mientras seamos jóvenes’: viejóvenes contra hipsters

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‘Mientras seamos jóvenes’: viejóvenes contra hipsters

MIENTRASSEAMOSJOVENESLa penúltima película de Noah Baumbach (acaba de estrenar en EE UU ‘Mistress America’) ha sido calificada por la prensa neoyorquina como «la mejor y más divertida película de Woody Allen de los últimos años». No les falta razón. Aunque el mayor referente de Baumbach sea el francés Éric Rohmer, hasta el punto de llamar Rohmer Emmanuel al hijo que tuvo con Jennifer Jason Leigh, sus películas se parecen cada vez más a las del Woody Allen de finales de los setenta, el de ‘Annie Hall’, ‘Interiores’ o ‘Manhattan’. Aunque eso sí, con un gusto mucho menos rígido para la música. La banda sonora de ‘Mientras seamos jóvenes’ es de James Murphy e incluye temas que van desde Bowie o Lionel Richie hasta Vivaldi (en un claro guiño al Truffaut de ‘El pequeño salvaje’).

Después de ‘Margot y la boda’ (o cómo llegar a Bergman a través de Allen), la algo fallida ‘Greenberg’ (estrenada en España directamente en dvd) y la fabulosa ‘Frances Ha‘ (o cómo hacer un capítulo de ‘Girls’ con la magia de ‘Manhattan’), Baumbach vuelve a transitar los caminos de la comedia generacional y vuelve a contar con Ben Stiller como protagonista. Este diálogo (o choque, según se mire) entre dos modos de entender el humor -melancólico e intelectual Baumbach, paródico y físico Stiller- es el que proporciona a la película su genuina personalidad. Aunque en ocasiones la mezcla resulte algo desequilibrada y, por tanto, desconcertante (hay secuencias, como por ejemplo la de la ceremonia de ayahuasca, que aunque muy divertidas parecen pertenecer a otra película, a una de Stiller), en la mayoría de las ocasiones, como en el enfrentamiento final entre los dos protagonistas masculinos, funciona realmente bien.

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Esa fricción estilística se hace extensible también al argumento. ‘Mientras seamos jóvenes’ está articulada a través del enfrentamiento entre una pareja de cuarentones en crisis (Stiller y una algo desaprovechada Naomi Watts) que se sienten fascinados por la energía creativa y vital de unos jóvenes modernetes (Adam Driver y Amanda Seyfried) sobre quienes proyectan sus anhelos y sus frustraciones existenciales. Baumbach se cuela por esa brecha generacional para, con sus habituales dotes de observación y su buen oído para los diálogos, ofrecer la melancólica crónica de una muerte anunciada: la de la juventud de la generación X, aquella que el propio Stiller representó veinte años atrás en ‘Reality Bites’, su debut como director. RIP. 7,9.

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