De Barcelona llegan (o llegaron, en realidad, ya hace unos años) Corte Moderno, el trío de punk-pop de baja fidelidad formado por Xabel Ferreiro (Montañas, ¡Pelea!), Jordi González (Kana Kapila, Cotolengo) y El Ortiga (Anticonceptivas, Thelemáticos, ¡Pelea!). No es, desde luego, un grupo cualquiera, pues se trata el suyo de un proyecto transmusical, como anota el festival Autoplacer, donde toca mañana, que combina música con otros artes audiovisuales como la película, el cómic o el videojuego.
Dirigido en formato 16mm por Rafa Castells y Miguel Rojas y editado por Gramaciones Grabofónicas y La Cofradía de la Pirueta, el primer corto de Corte Moderno, llamado ídem, era un viaje tan surrealista como fascinante de 15 minutos donde costumbrismo, acción y terror se daban la mano. Hablamos de 2013, cuando el trío editaba canciones tan eficientes como ‘Máquina de guerra’ o la gran ‘Oportunos trámites’, un retrato del desasosiego burocrático presente en nuestro día a día.
Después llegaría el videojuego, que el grupo aprovecharía para dar a conocer su nuevo single, ‘Multiverso’. Entonces, el tema solo podía escucharse superando la aventura que propone el juego, pero ya está disponible en Bandcamp. En concordancia con la estética lo-fi del grupo, ‘Multiverso’ parece un videojuego original de los 80.
Ya en aquel corto de 2013 hablaba el grupo de una misteriosa montaña, en realidad el conocido Monte Tai chino, que fue el que dio nombre a su siguiente sencillo, un «discómic» editado por Terranova (la editorial de Luis Cerveró, antes en CANADA) en CD y vinilo de 7″ junto a un cómic de 20 páginas ilustrado por Irkus (M) Zeberio. Una propuesta demasiado atractiva como para no acompañarla de su propia camiseta.
Corte Moderno no pueden parar de crear y, tras poner banda sonora al proyecto cultural de Campo de Desconcentración Polivalente ‘Viaje subnormal de Alcóntar a la Luna’, el grupo vuelve con un nuevo «disconcierto» (el neologismo es nuestro) llamado ‘Negociudad’, una «distopía disonante», escribe Autoplacer, donde «miles de jornaleros expulsados del campo se ven obligados a emigrar a la gran metrópoli para ganarse el pan». «La nueva coyuntura», continúa, «propiciará el encuentro con la realidad más cruda, en un éxodo alucinado entre lo más alto y lo más bajo del alma humana». Nosotros nos apuntamos al viaje.