Hace ya varios meses que se conoce la existencia de ‘Rabia’. Es una rara avis, una serie de ficción nacional que ha dado el salto a la parrilla de Cuatro. Y es que la cadena recientemente adquirida por Mediaset muestra más interés por los programas de telerrealidad como ‘Adán y Eva’ o ‘Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo’ que por ser contenedora de una serie. Pero finalmente aquí está esa producción que muchos aseguraban que estaba al nivel de los últimos estrenos de su sempiterna rival, Antena 3, que por ahora le gana por goleada.
Personalmente, tiendo a desconfiar de las series según aumenta el hype. Especialmente si sus promos aparecen y desaparecen como el Guadiana, o si las fechas de estreno se dilatan hasta límites insospechados. Es algo que solo puede significar dos cosas: o estamos ante un producto impecable o la cadena tiene sus dudas al respecto. Y por desgracia, la primera opción ocurre entre poco y muy poco en la ficción patria.
Ya lo sabíamos con anterioridad, y prácticamente en palabras de su propio director: ‘Rabia’ no es una serie innovadora. El género zombie o infectado ha sido profusamente tratado en el cine y la televisión actual, por lo que a priori el guion no es más que una nueva vuelta de tuerca en la temática. Un grupo de infectados con una mutación del virus de la rabia termina encerrado en un búnker (técnicamente no es un búnker, pero os hacéis la idea) por tal de no ser atrapado por el gobierno. Sí, lo habéis adivinado: la serie dirigida por Manuel Sanabria tiene mucho de ‘The Walking Dead’ y otro poco de ‘Perdidos’, aunque el espectador más sagaz encontará una coincidencia letal: ‘Helix’ (la serie con la secuencia de apertura más turbadora hasta la fecha). ¡Si hasta los enfermos de ‘Rabia’ se transforman exactamente igual que en ‘Helix’! Las mismas venas, los mismos ojos negros, las mismas pústulas y la misma boca babeante.
Pero no es solo el guion lo que falla en ‘Rabia’: el elenco actoral tampoco se soporta con la robustez que debería. Patricia Vico no termina de parecer la protagonista ideal para la serie, Carles Francino queda relegado a un discretísimo segundo plano y Adriana Ozores, la única que parecía que iba a salvarse de la quema, se encuentra encajonada en un personaje tan absolutamente opuesto a ella que no hay manera de que encaje. Si a eso le sumamos unas escenas alargadas hasta el aburrimiento y que los giros del guion son un tanto previsibles, ‘Rabia’ cojea por todas partes. Una pena, porque la serie de seguro hubiese mejorado eliminando la trama policial (¿no hay ya demasiadas series policiacas en la pequeña pantalla?) y tirando por la parte científico-gubernamental. ¿No sería mucho más interesante saber qué crueldades se cometen en los centros de internamiento? ¿Cómo el gobierno tiene estudiado un complot para deshacerse de «los contaminados»? ¿Quién es la maléfica farmacéutica creadora del virus mutado de la rabia y qué pretende? Eso sí que sería una trama interesante.
Otra oportunidad perdida en la ficción española.
Calificación: 5,5/10
Destacamos: el esfuerzo que hacen por llamar «contaminados» a los infectados.
Te gustará si: crees que a ‘Helix’ le sobraban científicos y le faltaban policías.
Predictor: ‘La Voz Kids’, ‘Carlos, Rey Emperador’… la competencia los lunes es dura, así que ya veremos.