¿Por qué ha fracasado el gran disco de Carly Rae Jepsen?

Recientemente, The Quietus publicaba un artículo sobre ‘E•MO•TION‘, el nuevo álbum de Carly Rae Jepsen, en el que su autor, Karl Smith, lo describía como una de las «más grandes obras de arte» editadas este año. El autor no empleaba el concepto de «disco de pop» en ningún momento del artículo; en su lugar, esgrimía que ‘E•MO•TION’ es el «canvas sonoro» de 2015 del mismo modo que lo fue la obra de John Cage en 1951 y la de Philip Rothko en 1971, esto es, un documento exacto del «zeitgeist cultural» de su tiempo, una obra no solo musicalmente excelente sino también culturalmente importante.

El álbum, que mi compañero Nicolás del Moral puntuaba en septiembre con un 7,5 (aunque yo lo hubiera puntuado por encima de 8), ha sido un considerable éxito de crítica y tiene una nota de 77 sobre 100 en el recuento de Metacritic. Aunque no soy de los que se fían al 100% de esta plataforma porque algunas de las reseñas registradas son absolutamente paupérrimas, quizás valga la pena destacar que es la misma nota o casi que acumulan discos como ‘21‘ de Adele, ‘1989‘ de Taylor Swift, ‘How Big, How Blue, How Beautiful‘ de Florence + the Machine o ‘The 20/20 Experience‘ de Justin Timberlake. Todos éxitos superventas a los que la crítica les ha acompañado, aunque no unánimemente.

Uno de los principales motivos de su descalabro comercial es, naturalmente, el confuso lanzamiento del disco, que salió a lo largo de varias fechas distintas repartidas en varios meses: el 24 de junio en Japón, el 21 de agosto en Estados Unidos y el 24 de septiembre en Europa. La estrategia es a todas luces un suicidio comercial: para cuando el álbum llegó a USA ya llevaba filtrado un mes y casi tres cuando llegó a Europa. Carly, además, tenía el ejemplo reciente de Charli XCX para evitar esto por todos medios. Aitchinson sacó ‘Sucker‘ primero en EE UU y, un mes después, en Europa y el álbum, claro, fracasó: no se puede confundir así al público y más en la era digital, donde el disco se filtra nada más sale al mercado o, si tienes suerte y no eres Beach House, una semana antes.

Existe, claro, una diferencia fundamental entre Carly y Charli: la primera venía de uno de los grandes éxitos pop de la historia; la segunda del «hype» de ‘I Love It’ de Icona Pop y de ‘Boom Clap’, uno de los mayores éxitos comerciales de 2013, pero incomparable en ubicuidad a ‘Call Me Maybe’, que llamábamos «fenómeno» ya en mayo de 2012 cuando la locura del «hey, I just met you» a duras penas había llegado a España y todavía no había tocado techo. Jepsen lo tenía más difícil, por lo que el errante lanzamiento de su nuevo disco parece prácticamente un autosabotaje. Lo sensato por su parte, viniendo de donde venía, hubiera sido optar por un lanzamiento tradicional, pero no fue así.

Pero si ‘Call Me Maybe’ le está pasando factura a Jepsen no es solo por su gigantesco éxito comercial. A estas alturas es poco inteligente suponer que ‘Call Me Maybe’ fue el fenómeno social que fue solo o, sobre todo, gracias a su calidad y sofisticación: el tema, en realidad, más tontorrón no podía ser y su simpático videoclip con giro argumental incluido fue esencial en la posterior viralización del single por todo el globo. Justin Bieber, que hizo un divertido «playback» con amigos en Youtube, también ayudó (y mucho), pero ‘Call Me Maybe’ era, más que nada, una composición simplona y divertida con el elemento viral suficiente para triunfar en la generación «meme». Fue el ‘Gagnam Style’ del pop: el nuevo ‘Wannabe’.

Mucho se ha escrito, de hecho, sobre la maestría de ‘Call Me Maybe’ como canción pop, de su pegajosa melodía y del genio y efectividad de sus ufanas cuerdecitas sintetizadas, pero es del todo improbable que Jepsen se identifique con ella ahora que su impacto se ha diluido para siempre. Un gran disco como ‘E•MO•TION’ después, podría decirse que ‘Call Me Maybe’ le pertenece más al mundo que a ella misma porque su nuevo disco no ha podido huir más de ese sonido tontuno y propio de los mayores «placeres culpables» que se te puedan ocurrir. Carly, en definitiva, ha tenido la buena suerte de apuntarse un macrohit y la mala suerte, a su vez, de que este no la represente en absoluto. Ambos son, en definitiva, como dos entes aparte.

En cambio, ‘E•MO•TION’ ha optado por un sonido que, sin abandonar el elemento «radio-friendly» y bobo de canciones como ‘I Really Like You‘ o ‘Boy Problems’, es mucho más adulto y sofisticado que el de ‘Kiss‘, disco que, en su momento, criticamos por su evidente carencia de ambición artística. ‘E•MO•TION’ es todo lo contrario, un álbum de pop rebosante de buenas ideas que sí esperamos de una persona de 29 años, y a nadie debería extrañarle que haya gustado del modo en que lo ha hecho: los compositores y productores involucrados, que van desde Ariel Rechtshaid a Blood Orange pasando por Mattman & Robin o incluso Rostam Batmanglij de Vampire Weekend, son para quitarse el sombrero. Y las canciones, al contrario que en el anterior, son todas fantásticas, a cada cual mejor.

Sería extraño asociar el fracaso comercial de ‘E•MO•TION’ a ‘I Really Like You’, pues si algo necesitaba Jepsen tras el impacto de ‘Call Me Maybe’ era un éxito en radio, y cuanto más fácil fuera de asimilar, mejor. El tema titubeó en las listas peligrosamente al principio; en Estados Unidos apenas se apuntó un top 39; sin embargo, la cancioncita se pegaba como pocas y finalmente alcanzaba el top 10 en varios países europeos, incluido el competitivo Reino Unido. Hasta en España gustó, pues fue top 27. Su videoclip, protagonizado por Tom Hanks y con un cameo de Justin Bieber, podría haber dado para más, pero la canción es lo que la gente ha terminado recordando de todas formas.

Lo raro, pues, es que después del éxito de ‘I Really Like You’ el disco no haya vendido más copias. Su mayor mercado no han sido Estados Unidos ni Reino Unido, ni siquiera Canadá, sino Japón, donde el álbum ha logrado despachar 70.000 copias… pero claro, es que salió mucho antes que en el resto del mundo, donde el disco ha tendido a resistir sólo una o dos semanas en listas. Lo peor es que con ninguno de los sencillos lanzados posteriormente ha pasado nada. En especial, ‘Run Away with Me’ no ha interesado a nadie y su mayor posición comercial es un triste top 15 en Eslovaquia. ¿Cómo puede una canción tan potente como esta fracasar de manera tan estrepitosa? ¿A quién hay que culpar? ¿Es porque Jepsen es canadiense y no hace urban como Bieber? ¿Habría ‘E•MO•TION’ vendido millones de haberlo firmado Taylor Swift?

Es probable que todo se reduzca al éxito de ‘Call Me Maybe’ y al hecho de que el público haya entendido que Carly Rae Jepsen es una «one-hit-wonder». Al fin y al cabo, a una gran parte de la gente que compró o reprodujo ‘Call Me Maybe’ en Spotify o Deezer ni siquiera le interesa tanto la música como para gastarse 15 euros en un CD. Los discos los venden otros. Y, en definitiva, si de algo informan las cifras es de que el pop no fideliza al público tanto como el rock: donde Madonna las pasa canutas para vender ‘Rebel Heart‘ incluso en medio de una lucrativa gira de estadios, AC/DC vende 2 millones de copias de su decimosexto (!) álbum. Pero el conservadurismo de los seguidores del rock frente a la inquietud de los fans del pop, que son fans de un artista un día y de otro al siguiente, no es lo que ha pasado factura a Jepsen: aparentemente, ‘Call Me Maybe’ lo ha hecho.

¿Qué podría salvar a ‘E•MO•TION’ a estas alturas? Parece que poco. Haber sacado un vídeo para ‘Your Type’ justo ahora no parece la mejor idea habiendo en el disco canciones mucho más inmediatas como ‘Boy Problems’, que parece de Dr. Luke pero no lo es (es de Sia), ‘Gimmie Love’ o ‘Let’s Get Lost’, un número tan pegajoso como evocador que pide a gritos un vídeo a lo «soy joven y libre» tipo ‘Teenage Dream’. Quizás sí sería un error recuperar ‘All That‘ ahora, que fue uno de los primeros adelantos promocionales de este disco, actuación en la tele americana incluida, por lo anacrónico… pero si ‘Uptown Funk’ ha sido uno de los grandes éxitos del año quizás ese no sea el problema. ¿Igual es porque es una balada de sonido demasiado alternativo? ¿Habría conectado más con el público de acercarse al sonido clasicote de ‘Hello’ de Adele o al del último Ed Sheeran de moda? ¿Valdría la pena hacer de perdidos al río y arriesgarse con ‘Warm Blood’?

Al final, quizás lo mejor que podría hacer Jepsen ahora es defender su disco a muerte aunque las ventas no acompañen porque, a menos que ocurra un milagro, este disco ya es historia. Videoclips como el de ‘Your Type’ se agradecen y muestran que, a pesar de todo, Jepsen todavía está interesada en defender su producto, como tiene que ser. Pero qué injusto va a ser cuando conozcamos las ventas de ‘Delirium‘ de Ellie Goulding y averigüemos quién de las dos se ha llevado el gato al agua. ‘E•MO•TION’, desde luego, se merece mucho más que unas ventas mediocres y un artículo en The Quietus…

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Publicado por
Jordi Bardají