Eleanor Friedberger / New View

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Eleanor Friedberger / New View

eleanorfriedEs muy significativo que cuando preguntamos a Eleanor Friedberger cuál era esa «Nueva Perspectiva» a la que alude el título de su nuevo disco su respuesta fuese «el sonido de cinco personas tocando juntas en una sala», porque confirma lo que se percibe al escuchar ‘New View’: un sonido cada vez más refinado, pero a la vez más centrado en el rock clásico de los 70, con una voz que cada vez suena mejor y con más matices. Pero la respuesta también evidenciaba, en sus omisiones, que quizá el disco está menos interesado en una temática concreta en las letras, o que la variedad estilística (dentro de su setentismo) de aquel extraordinario ‘Personal Record’ se aplana aquí un poco, en pos de ese refinamiento estilístico. En las entrevistas sobre aquel álbum se hacía énfasis también en el proceso compositivo, en cómo junto a John Wesley Harding se planteaba retos como por ejemplo que todas las canciones tuviesen «middle eight», el clásico puente. Dos años después, Eleanor resalta mucho más la importancia de ensayar durante meses con la banda antes de entrar al estudio.

¿Quiere eso decir que ‘New View’ es más perfecto pero más plano? Es posible, pero sería injusto dejar esa frase como titular. Primero, porque la artista está en su derecho de explorar distintos aspectos creativos con cada álbum, y de hecho es sano que intente no repetirse. Y segundo porque éste es a fin de cuentas un gran disco, con grandes canciones. Es sólo que quizá ‘Personal Record’ tenía un brillo en los ojos diferente: estructuras que sorprendían un poco más, o guiños muy acertados, como comentaba mi compañero Raúl Guillén, a sonidos new wave o bossa nova.

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Con todo, hay motivos de sobra para el disfrute: desde ese comienzo con la excelente ‘He Didn’t Mention His Mother‘ (quizá su más perfecta destilación de sonido 70s melancólico) hasta el final con la muy narrativa y todo lo contrario a plana ‘A Long Walk’, una resplandeciente pieza con ecos de Don MacLean o The Lovin’ Spoonful. En medio, buenas canciones en las que, efectivamente, se aprecia el excelente trabajo instrumental al que aludíamos, además con una presencia de teclados mucho más acusada que en los dos discos anteriores, un aspecto que acaba determinando en gran parte el nuevo sonido del álbum. Al ya característico piano eléctrico Wurlitzer se añaden excelentes arreglos de órgano Nomad y sintetizador Realistic, consiguiendo en muchas de las piezas que la referencia setentera sea a artistas y discos algo menos obvios, los que exploraron cómo casaban acústicas y pianos con los nuevos artefactos de electrónica analógica, héroes semidesconocidos que Friedberger admira, como por ejemplo Eddie Callahan.

Un disco, pues, sin una sola canción mala, con mención especial a la brillante ‘Your Word’, la muy pop ‘Cathy With The Curly Hair’, la embriagadora ‘Two Versions Of Tomorrow’) o la caprichosa ‘Because I Asked You’ (con su característico humor: «¿Por qué me tratarías como una profesional del tenis? / Porque te lo he pedido»). En los textos, una vez más Eleanor evoca imágenes siempre estimulantes, humorísticas o surrealmente melancólicas a partir de observaciones cotidianas. Con una extraña franqueza que, contradictoriamente, las hace oscuras por la ausencia de contexto: «No te voy a responder hoy porque no tengo nada que decir / Reemplaza un pianista por otro / Y escucha mis antiguas canciones». Son precisamente las letras -junto a una voz bella y muy única- la característica más personal de Friedberger. Que decida aplicar ambas cosas en husmear los rincones aún por explorar del sonido 70s nos parece genial mientras siga componiendo canciones tan bonitas.

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Calificación: 7,3/10
Lo mejor: ‘He Didn’t Mention His Mother’, ‘Two Versions Of Tomorrow’, ‘Cathy With The Curly Hair’, ‘A Long Walk’.
Te gustará si te gusta: The Moldy Peaches, John Sebastian, Warren Zevon, Fleetwood Mac, Van Morrison
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