Día 3: ‘La matanza de Texas’, Dawn Richard, Spray Paint, Wolf Eyes…

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Día 3: ‘La matanza de Texas’, Dawn Richard, Spray Paint, Wolf Eyes…

dawnrichardComo hoy no tocábamos, hicimos plan mañanero, y nos fuimos a ver un poco del Texas profundo. Fuimos a la zona de Bastrop, porque nos habían comentado que por allí se había rodado la película de ‘La Matanza De Texas’, así que se acercaba bastante a la idea del Texas que queríamos ver. Casas bajas, niños rubios, campos de baseball, banderas americanas y calles que, si les quitas el asfalto, serían el escenario de un western. Todo guay.

Luego hicimos un tour por casas de empeños, sobre todo especializadas en instrumentos, lo suficientemente interesante como para sentirte un estúpido por lo que pagas en España en cualquier tienda de mierda. En USA quien no tiene un equipo de la hostia es porque no quiere.

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«Hicimos un tour por casas de empeños de instrumentos, lo suficientemente interesante como para sentirte un estúpido por lo que pagas en España en cualquier tienda de mierda»

Tras esto, me escapé corriendo a la fiesta de Tinymixtapes en el Hype Hotel, donde tocaban Jlin y D∆WN. A Jlin llegué sólo al último tema, lo suficiente para señalarla con subrayador rojo en el calendario para volver a verla en cuanto pudiese. Sus ritmos rotos sonaban genial con el apabullante sonido del Hype Hotel, uno de los escenarios más cómodos de los que visité en el festival, ¡y encima había cerveza gratis!

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Después venía Dawn Richard, una especie de Rihanna alucinada, con bases increíbles y bajos gordos. Me hacía gracia ver cómo si cerrabas los ojos podías estar oyendo algo cercano al dubstep de vanguardia de The Bug y similares y sin embargo el espectáculo que había sobre el escenario era el de una diva del pop de Los 40 principales. Un gran concierto, y ‘Calypso’ fue uno de los momentos del festival.

«Si cerrabas los ojos en Dawn Richard podías estar oyendo algo cercano al dubstep de vanguardia de The Bug y similares y sin embargo el espectáculo que había sobre el escenario era el de una diva del pop de Los 40 principales»

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Después, vuelta al Beerland, mi sitio favorito de cuantos vi en Austin. Típico antro de punk, con la cerveza más barata, y volumen atronador. Cuando llegué estaba tocando Dan Melchior. Un poco bajón, pensaba que venía con banda, pero aun así su música no perdió fuerza ni mala hostia tocando él sólo. Haciendo tiempo, paso a ver a Power Trip, que no los conocía, y me impresionaron bastante. En algún lugar entre el Thrash y el Hardcore, hicieron un concierto súper intenso, a toda velocidad. Una apisonadora.

La parte más esperada del día empezaba ahora: Protomartyr, Spray Paint, Wolf Eyes y The Spits del tirón y sin cambiar de sitio.

Era genial poder ver a Protomartyr a dos palmos de distancia, ahora que parece que se están haciendo grandes y tocará verlos sólo en festivales. Hicieron un concierto potente, recordando a grupos como The Fall, a piñón fijo y lleno de intensidad.

«Spray Paint fue de mis conciertos favoritos de la jornada. Wolf Eyes hicieron uno de los mejores conciertos que les he visto»

Después vinieron Spray Paint, de mis favoritos de la jornada. Me los perdí en su última visita a Madrid, que todo el mundo dijo que fue espectacular, y tenía muchísimas ganas de verlos. Sus temas se movían con originalidad en la frontera entre el garage y el post-punk, a lo The Intelligence, y la media hora de concierto se hizo corta.

Wolf Eyes hicieron uno de los mejores conciertos que les he visto. Fueron uno de mis grupos favoritos durante mucho tiempo, y no les he visto hacer el mismo concierto dos veces, cosa que es para quitarse el sombrero. Cada vez parecen más cómodos alejándose del ruido directo a la cara de sus inicios, y adentrándose en el blues industrial marciano, deudor del ‘Twin Infinitives’ de Royal Trux. Una maravilla.

Para terminar quedaron The Spits, que fue divertidísimo y la gente estaba como loca. Una lluvia de hostias de 30 minutos, aún estoy cojeando.

Tras esto ya estaba hecho polvo, y las pocas cosas que quedaban y quería ver, como Kool Keith, tenían tal cola a la entrada que hacían imposible ver ni un poco del concierto, así que marché para casa. Javier Molina, 17 de marzo.

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