Cuando uno piensa en la música de Calexico, surgen adjetivos como elegancia, belleza, sobriedad. En buena parte de su carrera discográfica, esos son los calificativos de los que gozaban sus temas y esas sensaciones también se repiten, sin ir más lejos, en ‘Edge Of The Sun‘, su último trabajo, que contiene pasajes verdaderamente emocionantes. Lo que, a mi juicio, define a la banda liderada por Joey Burns y John Convertino es la capacidad de fusionar elementos musicales de distintas partes del continente americano y hacerlos suyos, como ya hiciera (y sigue haciendo) Ry Cooder o Howe Gelb, antiguo mentor y jefe en Giant Sand.
Con esa premisa fui a verlos anoche a La Riviera, donde Burns, Convertino & Cía. actuaron ante un numeroso público que estuvo entregadísimo durante las casi dos horas de concierto (los de Tucson nos tienen mucho cariño, como confesó Burns en más de una ocasión y lo pasaban tan bien que regalaron dos bises). Empezaron estupendamente, recuperando clásicos como ‘Trigger’, que enlazaban con temas más recientes como ‘Splitter’ o ‘Falling From The Sky’. Con una instrumentación muy rica, entre guitarras, vientos, contrabajo, vibráfono y un sinfín de elementos, se estaba plasmando en directo lo que Calexico hacen en el estudio: belleza estremecedora, clase, contención.
Confieso que la faceta que menos me gusta de la banda es cuando dejan a un lado la fusión de elementos y se van directamente a sacar su lado más latino, haciendo ejercicios de estilo, ya sea con aires de ranchera, cumbia, etc. Cuando llegan esos temas en un disco, no desencajan, pues les salen divertidos y los ejecutan con bastante gusto, pero en directo es otra cosa. Dios sabe por qué, pero cuando llegaron ‘Cumbia De Donde’ (en la que, por cierto, sacaron a David García «El Indio» de Vetusta Morla, para acompañarlos con los bongos), ‘Roka’ o ‘Güero Canelo’, los adjetivos de los que hablábamos al principio desaparecían por completo y ya no se piensa en referencias como Ry Cooder. Desgraciadamente, cuando tocan estos temas, Calexico recuerdan más a Santana o a Manu Chao (hasta cantaron algún verso de ‘Desaparecido’), dejando a un lado la sobriedad y por la estridencia, la clase por la juerga. Es curioso que, en esos momentos, Burns pasa a un segundo plano y son otros, como el trompetista/vocalista Jacob Valenzuela o el guitarrista Jairo Zavala, los que manejan el volante, llevando las riendas del concierto a lo excesivo, lo innecesario, lo hortera. Sobraban esos solos de guitarra y el buenrollismo al que alentaba Zavala (apoyado, dicho sea de paso, por Burns y el resto de la banda).
Hacia el final del concierto, contaron con la voz de Gabi Moreno, quien participa en su último álbum. El resultado fue paralelo al resto del concierto: hubo momentos brillantes, como en la preciosa ‘Moon Never Rises’, pero excesos y estridencias en la versión del ‘Five Years’ de David Bowie. Quede claro que gran parte del público lo pasó en grande, con lo cual aceptan todo lo que Calexico traen bajo el brazo, convirtiéndose en una banda para todos los públicos, cada vez más accesibles (si bien no tanto en los discos, desde luego en los conciertos). A juicio del que escribe, cuando convierten su música en pura fiesta sin fundamento, pierden su signo de identidad, se vuelven genéricos y si cierras los ojos (y más cuando Joey no canta), podrías estar escuchando a cualquier banda de fusión latina. Eso, para mí, no es Calexico, pero si ellos lo quieren, habrá que respetarlo…