Desde mediados de la pasada década, el actor Jim carrey no vive sus mejores momentos, ni en cuanto a popularidad (lo más relevante que ha hecho últimamente fue la secuela de ‘Dos tontos muy tontos’) ni en lo personal. Su carrera ha ido cayendo en picado desde que fuera una superestrella de Hollywood a mediados de los 90 e, incluso, se ha puesto en duda su cordura. Hace casi un año, la que era entonces su novia, la irlandesa Cathriona White, fue encontrada muerta en un suicidio atribuido a una sobredosis de pastillas. Ahora Mark Burton, el marido de la joven en el momento de su muerte y del que estaba separada, ha interpuesto una demanda contra Carrey.
El texto de la denuncia, difundido por los abogados de Burton en las redes sociales, aduce que Carrey fue el que consiguió las pastillas para White, empleando un nombre falso y a sabiendas de que su entonces ya ex-novia padecía trastornos depresivos que desaconsejaban el uso de esos medicamentos. En la demanda, solicitan que se reabra el caso dado que Carrey intentó borrar toda evidencia de su implicación en la muerte.
Jim Carrey se ha apresurado a dar respuesta a la demanda en un comunicado. El cómico canadiense asegura que el único propósito de Burton y sus abogados es sacar tajada de algo tan dramático, y que para él sería fácil sentarse en una habitación y resolverlo (se sobreentiende que con una contraprestación económica), pero que ha decidido levantarse y «defender su honor contra el mal». “Espero de verdad que pronto la gente deje de intentar sacar provecho de esto y la deje descansar en paz”, concluye. Este año, Carrey no estrena ninguna comedia con animales ni una película navideña. Ni siquiera un film cuyo único interés sea el morbo de verle besando a Ewan McGregor. Tiene pendiente de estreno el thriller ‘True Crimes’, co-protagonizado por Charlotte Gainsbourg.