‘Elefantes rosas’, subrayando el libro de texto de Serge Gainsbourg

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‘Elefantes rosas’, subrayando el libro de texto de Serge Gainsbourg

elefantes-rosasA poca inquietud musical que tengas, decenas de veces a lo largo de un año te preguntarás qué demonios haces preocupado por el próximo disco del último mindundi de la generación Tumblr, cuando te quedan tantas lagunas por cubrir de décadas pasadas. Todo el mundo conoce a Serge Gainsbourg por sus grandes éxitos y el par de discos suyos que tienden a aparecer en las listas de lo mejor de los 60 o el siglo XX (y, ojo, ‘Histoire de Melody Nelson’ no me parece el disco por el que empezar), pero ‘Elefantes rosas’ ahonda a lo largo de sus casi 400 páginas en su biografía y sobre todo en su discografía a un nivel de detalle que, a menos que hayas leído las decenas de libros en francés y el que existía en castellano que este mismo libro cita como influencia al final, probablemente desconocías.

‘Elefantes rosas’ es un libro muy poco novelado, apenas hay ornamento en la narración de Felipe Cabrerizo. Es tan neutro incluso tratando la enfermedad, la muerte y las idas de olla de Gainsbourg que parece más bien un libro de texto. Eso sí, el de una asignatura que va a terminar siendo tu favorita del año. No falta detalle sobre cómo grabaron Serge y Brigitte Bardot ‘Je t’aime… moi non plus’, prácticamente haciendo el amor en el estudio, el origen de la canción (provenía de un instrumental para una banda sonora de ‘Les Coeurs Verts’), o sobre el escándalo ‘Aux armes et caetera’, que al adaptar La Marsellesa generó tanto odio y tanto sentimiento patriótico que llevó a un grupo de paracaidistas a irrumpir en un concierto de Gainsbourg que tuvo que ser suspendido porque los músicos no quisieron tocar (la noticia apareció en El País en 1980).

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Sin embargo, el libro va mucho más allá de retratar la patética coincidencia de Gainsbourg con Whitney Houston en un plató televisivo para revelar muchas otras anécdotas igual de ridículas y lamentables más desconocidas, añadiendo otras más o menos entrañables como el día en que Jane Birkin le tiró una tarta encima y, arrepentida, terminó lanzándose al Sena, teniendo que ser rescatada por los bomberos; o el día en que Serge le contó un chiste (muy bueno) de Le Pen a su hija sin saber a quién tenía delante. Aquí hay cameos por supuesto de Françoise Hardy, Vanessa Paradis, Jacques Dutronc, Alain Chamfort, Catherine Deneuve y otros artistas para los que escribió, pero también de Boris Vian, Bob Dylan, Pet Shop Boys (se durmió en un concierto suyo) y hasta de La Chunga, aunque nada tan sumamente desconcertante como el cabreo de France Gall después de que le encasquetaran ‘Les sucettes’ sin que ella se diera cuenta de que trataba sobre sexo oral… para luego terminar cantando ‘La petite’ con Maurice Biraud, sobre la relación de una niña con el amigo de su padre. «Su publicación se saldaría hoy con penas de cárcel para ambos», indica el autor muy acertadamente.

En ‘Elefantes rosas’ podemos ahondar más en el Gainsbourg influido por los Beatles, por el Bowie de Nile Rodgers, por el jamaicano, por el que dirigió y rodaba películas inenarrables o por el que se exhibió en declive en Le Zénith después de no haber gozado demasiado de los directos casi nunca, pero el libro también es un retrato de cómo funcionaba la industria en décadas pasadas. Es curioso recordar lo habitual que era editar hasta 100 versiones de una misma canción de moda durante un año o los primeros trucos de las estrellas para reinventarse (Johnny Hallyday pasándose al country, Sylvie Vartan al music hall…). En estos escenarios, Serge se va mostrando como un artista con aciertos y fallos pero siempre camaleónico, al que en cambio le pesa demasiado el complejo de escribir «cancioncillas de mierda» de «un género de populacho de nulo valor», lo que le lleva a convertirse en el detestable «Gainsbarre».

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No hay análisis profundo del que podría ser el trastorno de su personalidad, pero el libro es generoso en cuando a documentación, dejando mil (puede que más) subrayados sobre sus libros y películas favoritos, canciones totalmente perdidas que hay que oír (como ‘Flash-Back’ para Petula Clark), discos que hay que comprar sí o sí, colaboraciones más desconocidas y un largo etcétera de imprescindibles para el propio Serge, para sus amigos o para el autor. Olvídate de los álbumes que salen este viernes y sumérgete en todo esto. 9.

Desde hoy jueves y hasta el sábado 24 de septiembre hay un homenaje a Gainsbourg en Siroco (Madrid). Están implicados Les Très Bien Ensemble, La monja enana, Lacasa del Mysterio, Luis Calvo, Juan de Pablos, Gastmans, Santi Delgado y los Runaway Lovers y San Francisco. Detalles, aquí.

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