Pros y contras de ‘Westworld’: el tiro por la culata de la HBO

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Pros y contras de ‘Westworld’: el tiro por la culata de la HBO

westworldHBO acaba de llegar a España. Y con ella su serie estrella: ‘Westworld’. Un remake de ‘Almas de metal’ (Michael Crichton, 1973) con el que la cadena pretende cubrir el hueco que deja ‘Juego de tronos’. Vistos los diez capítulos, esto es lo que me ha parecido (sin spoilers):

Lo mejor de ‘Westworld’

1. El episodio piloto. Fabuloso. Por una parte, sus creadores (Lisa Joy y Jonathan Nolan, el hermano guionista de Christopher) han eliminado lo que peor funcionaba de la película original: los otros mundos, el medieval y el romano. Y, por otra, han abierto interesantes líneas narrativas, planteado estimulantes lecturas (morales, metalinguísticas), propuesto sugestivos enigmas, y sorprendido con un despliegue de medios apabullante. Vamos, que han sido capaces de dejarte clavado en el sofá como si estuvieran apuntándote con un colt 45.

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2. La sintonía y cabecera. En eso la HBO no suele fallar. Da igual que la serie sea épica (Ramin Djawadi, ‘Juego de tronos’), policíaca (The Handsome Family, ‘True Detective’), dramática (Max Richter, ‘The Leftovers‘) o cómica (Luciano Michelini, ‘Curb Your Enthusiasm’). Uno siempre acaba tarareándola y maravillándose con el diseño de los créditos. En ‘Westworld’ es de nuevo Ramin Djawadi quien pone música a una espectacular cabecera creada por Patrick Clair (‘True Detective’, ‘Halt and Catch Fire’, ‘El infiltrado’).

3. El diseño de producción. Aunque, en este caso, sea más una cuestión de presupuesto que de ingenio, lo cierto es que la recreación de este PortAventura del futuro es magnífica. Tanto el variadísimo mundo del oeste como las oficinas y los talleres de reparación son visualmente muy atractivos.

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Lo peor de ‘Westworld’

1. Su afectada complejidad. Receta para conseguir que algo parezca complejo cuando es bastante simple: complícalo en el montaje. Mezcla las líneas temporales y narrativas de forma subrepticia y explícalo todo ¡verbalmente! en el capítulo final. Qué profundo.

2. Su narrativa gorda y deshilachada. Si las narrativas del parque estuvieran igual de elaboradas que las de la serie, cerraban mañana. ‘Westworld’ está lleno de tramas y subtramas (y más subtramas) que ni interesan ni van a ningún lado. Parece que su único objetivo es “hacer tiempo” para que las tramas que importan avancen despacio y cuadren en diez episodios. Si esta serie la realizan en Inglaterra se la ventilan en tres capítulos.

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3. Anthony Hopkins. Es el auténtico androide de la serie. De hecho, estoy casi seguro de que no es él. Lo han mezclado en posproducción. Han cogido las caras que ponía en ‘El silencio de los corderos’ y ‘Lo que queda del día’ y han grabado su voz encima. Aunque lo suyo tampoco es una excepción. Salvo casos aislados (las protagonistas Evan Rachel Wood y Thandie Newton, nominadas a los Globos de Oro) el nivel de las interpretaciones es muy, muy bajo. A destacar un dúo cómico involuntario: Simon Quarterman, como el creador de las narrativas, y Tessa Thompson, como la jefa altiva. Ah, y Jeffrey Wright (Bernard), el hombre que necesita que alguien le suba las gafas.

4. Que aburre a las ovejas (eléctricas). La serie está tan alargada y tiene un ritmo tan mortecino que uno acaba hundido en el sofá arrullado por el sonido de la palabrería de Hopkins y la pianola del saloon. Si al menos dijeran algo nuevo sobre la inteligencia artificial o la sociedad del espectáculo que no hayan dicho ya Philip K. Dick o el propio Michael Crichton en ‘Almas de metal’ o ‘Parque Jurásico‘. Pero ni eso… 5,5.

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