Anoche se conoció el fallecimiento del escritor y cineasta William Peter Blatty a la edad de 89 años, víctima de un cáncer de médula ósea, cerca de su casa en Washington D.C. Blatty será siempre recordado como el escritor de ‘El exorcista’, un libro que narra de forma escrupulosa y aterradora la posesión demoníaca de una niña de 14 años. Publicado en 1971, se convirtió en un best-seller mundial, situándose entre los libros más vendidos de aquella década.
Esta genial novela (una de las favoritas de la vida de un servidor) dio origen a la aún más célebre película del mismo título que dirigió en 1973 William Friedkin, con guión del propio Blatty. La legendaria película, a la que no hace justicia calificarla como una de las mejores del cine de terror de la historia, no logró el Oscar a la mejor película al que optaba (sí obtuvo el Globo de Oro), pero Blatty sí obtuvo el premio al mejor guión adaptado.
Curiosamente, antes de escribir ‘El exorcista’, Blatty había trabajado profusamente como guionista de cine, sobre todo en películas de Blake Edwards, como ‘El nuevo caso del Inspector Clouseau’ (secuela de ‘La Pantera Rosa’), ‘¿Qué hiciste en la guerra, Papi?’ y ‘Darling Lili’. Tras el exitazo de su gran novela, Blatty continuó escribiendo, pero también comenzó a desarrollar su carrera como director cinematográfico. Él mismo dirigió ‘La novena configuración’ (1980), a partir de su novela de idéntico título, y ’El exorcista III: Legión’ (1990), basado en la secuela literaria que había escrito en 1983 (nada tuvo que ver, en cambio, con la segunda secuela del film).
Curiosamente, en septiembre de 2016 se ha estrenado ’El exorcista’, una serie televisiva producida por Fox que narra la vida de Regan, la niña que sufría la posesión en la novela original de Blatty, 40 años después de aquellos sucesos. Una de las últimas apariciones públicas de Blatty fue, junto a su amigo William Friedkin (que hoy le recordaba en Twitter), para colocar una placa conmemorativa en aquellas escaleras que el Padre Karras “descendía” dramáticamente en el final del film. ¿No os recorre un escalofrío por la espalda ahora mismo?