Este viernes el festival Cruïlla ha vuelto a Barcelona con un cartel encabezado por Two Door Cinema Club, Jamiroquai y Die Antwoord. Ha abierto la tarde Ani DiFranco, que ha presentado su último disco, ‘Binary’. Además, DiFranco como siempre aprovechó su voz para defender su postura feminista, elocuentemente resumida en una frase como la de que «el día en que las mujeres logremos la libertad reproductiva es cuando seremos realmente libres».
Dorian Wood abre el festival en el escenario de Radio 3 vestido a lo Jessica Rabbit: “me he vestido de rojo solo para vosotros”, nos comenta burlón y, tapado con un velo, se sienta al piano. Le acompañan un violoncello, batería, poco público y un bochorno espantoso. “¡Puta la calor!”, exclama. Es una hora un tanto rara para sus torch songs de morosos desarrollos entre ANOHNI y Arca. Sentarse no es una opción, porque las conversaciones del público enturbian su voz profunda y expresiva. El sonido es exquisito, aunque también lleguen las ráfagas de una cercana sesión de DJ. Dorian se despoja enseguida del velo, se va animando y ataca ‘La cara infinita’. Nos habla de su último disco ‘Xalá’: “Es pura oscuridad, pura sangre, puro sexo…” y continúa su particular crescendo con ‘Martillos’. Cautivador, pero tristemente le tengo que abandonar porque me espera el maestro Youssou N’dour en el escenario Time Out. Mireia Pería.
Con una banda fastuosa de diez músicos y dos coristas, Youssou N’dour también goza de un sonido prístino… y de la plaga de la cháchara, así que me meto en el medio, donde el público se ve realmente entregado. El concierto es risueño y festivo, ejemplificado en un N’dour de resplandeciente dorado. “Eh, Catalunya, Do yo want to sing with me?” y nos rendimos a ‘Birima’. Enseguida cae ‘7 seconds’, algo despojada de gravedad y coronada por un saxo sofisticado. Sin embargo, parece que, si no hay volumen, hay bula para seguir charlando; el murmullazo de fondo casi se come un sentidísimo y delicado ‘New Africa’, en que Yossou se queda solo con el teclado y el batería. Afortunadamente, hasta el final todo vuelve a los terrenos festivos (si la gente baila parece que habla menos). Youssou rinde homenaje a la música afrocaribeña en ‘Money, money’, una pieza burbujeante, reivindicativa y catártica. Él desaparece pero nos deja con un bailarín y el de las percusiones ejerciendo de desenfadado animador. “Are you happy? Now you show me to me” nos suelta Youssou a su regreso antes de acabar, claro, con el derroche de ‘Happy’. El único pero que le puedo poner a su actuación es que al final sólo toca una hora y no los 75 minutos que en principio tenía programados. Mireia Pería
Toda la intensidad desplegada por Dorian Wood y Youssou N’Dour se me enfría en cuanto me topo con la insipidez de Two Door Cinema Club, en que sufro muchos de los defectos de los conciertos de festivales; estoy en medio del mogollón, la gente no para de pasar y no veo nada, apenas las pantallas. Lo justo para comprobar que uno de los muchachos lleva una camiseta del Barça (soy culé pero, en serio, vaya plaga) y el resto van vestidos como la banda de un anuncio de cervezas. Las canciones lineales y sincopadas no ayudan a meterme en el concierto, precisamente, a pesar de que suenan animadas. Apenas ‘What You Know’ o ‘I Can Talk’ elevan el listón. Me muevo a primera fila, por si la cosa mejora, pero allí los graves son demasiado criminales. Opto por abandonarlos un poco antes del final para, al menos, asegurarme que a The Lumineers sí que los veo bien. Mireia Pería
Como unos Arcade Fire rurales, (Wesley Schultz, su cantante, parece Kurt Russell en un neowestern), The Lumineers al menos muestran sangre en las venas. Ellos le echan ganas e intensidad y, confían tanto en su repertorio que, a la tercera ya cae ‘Ho Hey’, probablemente su canción más famosa. Presentan ‘Cleopatra’, su último disco, resultón pero un poco más de lo mismo; countrypop grandilocuente con introducción sosegada más explosión de “ohhhs” en el estribillo, palmas, etc. No es mal concierto para nada, ojo. Suenan como un tiro y se les ve realmente entregados, aunque su épica y sus estribillos comunales al final cansan un poquito. Mireia Pería
Jamiroquai se ha hecho mayor: ha sido padre de dos criaturas, acaba de ser operado de la espalda y a mitad de show se da cuenta de que la mayor parte de su público ni siquiera había nacido cuando salió su primer disco. ¡Crisis! Pero nada de eso importa en su concierto, que como su sonido, y ’Automaton’, lo demuestra con creces, lejos haber envejecido con el tiempo se ha actualizado y sigue en plena forma, e incluso puede decirse que está de moda ahora que Daft Punk han devuelto la música disco al mainstream y gente como Anderson .Paak se hace rica fusionando funk y disco como ya hacia Jamiroquai hace veinticinco años. Pero nadie sigue haciendo disco como Jamiroquai. ‘Shake it On’ es un inicio espectacular y tanto ‘Superfresh’ como ‘Cloud 9’ son dos singles que se crecen en directo. Y al margen de los clásicos como ‘Cosmic Girl’, que suena tan apoteósica como siempre, Jamiroquai ofrece un directo que se ubica en el presente tanto como el de cualquier artista actual que se sirve de los mismos sonidos. Las proyecciones de sistema MS-DOS de las pantallas sí nos trasladan a los noventa y Jay Kay, que por cierto canta perfecto, casi como si estuviera en el estudio, se presenta como le recordamos, enfundado en un chandal, pero nada de eso impide que el grupo nos consiga convencer de que mola tanto hoy como en su época cumbre. Y eso no lo quita ninguna crisis. Jordi Bardají
El maquinote de Die Antwoord es la cumbre del jueves. El dúo sudafricano trae un espectáculo arrollador, con bailarines, disfraces y proyecciones no aptas para epilépticos, un espectáculo que no da tregua desde que empieza hasta que termina y que desboca completamente al público. Un espectáculo de o bailas, o mueres: un trallazo de Pont Aeri tras otro, con concesiones al trap, al dubstep, incluso al trance de Safri Duo, y todo esto en el mejor de los sentidos. Comandan un Ninja descamisado que no duda en lanzarse al público en un par de ocasiones y una Yolandi que va a atuendo por canción para presentar nuevos temas como ‘Love Drug’ o ‘Banana Brain’ y clásicos tipo ‘Baby’s on Fire’ y ‘Ugly Boy’. El punto álgido por supuesto es ‘I Fink U Freaky’: una verdadera locura. Todo este “caos” está perfectamente milimetrado y se nota: hay que traer un concierto muy bien atado para mantenerlo tan bien hasta el final, y lejos de lo que pueda parecer, si algo demuestran Ninja y Yolandi encima del escenario es que son unos verdaderos profesionales. Con motivo Die Antwoord es uno de los grupos mas icónicos de la actualidad. Jordi Bardají
Nada apetece más después del show pepino de Die Antwoord que sentarse en el césped y disfrutar de los tempos apacibles de Nicolá Cruz, que ofrece una sesión hipnótica enla que despliega su genio para aunar elegantes ritmos tecno con sonoridades de los Andes. Es una sesión bonita que sin embargo llega en algún momento a pecar de lineal, pero que satisface en su mayor parte. Jordi Bardají
Fotografías: Die Antwoord, Jamiroquai y Two Door Cinema Club, obra de Andrés Iglesias; The Lumineers, obra de Cruïlla Barcelona. Todas cedidas por Cruïlla Barcelona Festival.