Thurston Moore: «La cultura punk fue también una cultura gay»

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Thurston Moore: «La cultura punk fue también una cultura gay»

thurston-mooreThurston Moore ha publicado este año ‘Rock’n’Roll Conciousness’, un nuevo disco en solitario con el que continúa con su interesante carrera al margen de Sonic Youth. Quedo con el artista y un responsable de su sello en Madrid en una buena tienda de discos de Prosperidad (!), donde el artista se compra, entre otras cosas, el vinilo de New York Dolls con una portada rara (una edición española muy cotizada en Discogs) por un precio que prefiere no confesarme. Después paseamos tranquilamente hasta un bar en el que Moore habla sobre su disco, Sonic Youth, la deriva del punk, el amor o feminismo, revelándose como un gran conversador, amable y tranquilo.

Me ha sorprendido ver que las letras de tu nuevo disco son sobre todo de amor.
Amor, vida, lujuria… sobre vivir.

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Pero el título del disco es ‘Rock’n’Roll Conciousness’.
Me vino trabajando como profesor en la universidad en Colorado, en verano tienen un taller de poesía que se llama Jack Kerouac School of Disembodied Poetics y fue creado por Allen Ginsberg y Anne Waldman. Me propusieron que diera clase hace 6 años y este verano es el primero que no voy porque estaré de gira con este disco. El título del disco habla de la pureza, de vivir en la Tierra, de ayudarnos a otros, del futuro del mundo. No me inspiro en una religión como el budismo, la musulmana, el cristianismo o el judaísmo, pero quería hablar de la conciencia del karma. De ahí es de donde vino el nombre, me parecía que sonaba guay para un disco de rock, quizá un poco jevi. Es sobre el amor místico y sobre cómo poner ese amor frente a toda la propaganda política que hay, a la devaluación de la mujer en América, a la violencia en la cultura de las bandas, como oposición. Por eso el disco va del amor y de la vida, aunque eso ha pasado casi siempre con Sonic Youth.

Al menos en castellano «conciencia» tiene un doble sentido, es como «estar despierto» o la «conciencia de uno mismo», pero también es una palabra muy política. ¿También en inglés?
En inglés es más espiritual, sobre conectarte con el universo. Es algo más cósmico. Estar consciente es estar despierto, pero la conciencia es estar al tanto de la espiritualidad y de la vida. Está fuera de lo religioso. Es más inclusivo.

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¿Tu reciente single ‘Cease Fire’ no está en el álbum por ser una canción más política?
Es una canción protesta que está fuera de la temática del disco. Tengo otra versión de las sesiones, con otro batería y es bastante diferente. Quería sacarla aparte y mucho antes, porque después me quería concentrar con el disco. Hoy en día, en la era digital, está bien sacar canciones sueltas. El single del álbum en realidad es ‘Smoke of Dreams’, y por eso hay una versión de 3 minutos para la radio o lo que sea. Es lo más accesible del disco.

A mí me parece la más accesible ‘Cusp’. Me parece casi pop.
¿Casi? (se ríe)

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Creo que esto no te va a gustar, pero tiene algo que me recuerda a ‘Where The Streets Have No Name’.
Es interesante, sí, quizá.

No creo que U2 estuvieran en tu cabeza, pero las vibraciones, hay algo…
(se ríe) Sí, quizá. Es la canción más singular del álbum. Me gustó mucho cómo salió. Steve Shelley tocó la batería y creo que quedó muy bien.

Y también es una canción de amor.
Sí.

¿Hay algo de rabia en este disco?
No.

¿Ni en sonido, en contraste con ‘Demolished Thoughts’?
Ese disco fue muy emocional porque había muchos cambios en mi vida (NdE: su separación de Kim Gordon). Este disco tiene otro fluir de cosas. Es de antes de la actividad, del protagonismo de la derecha política, de demonizar culturas por su pobreza y su cultura, y de situaciones de desarraigo. Pero se hizo con energía positiva y ha llevado su tiempo desarrollarlo y hacer la secuencia. Grabé 9 canciones y solo tiene 5.

«Mi trabajo es que el disco ofrezca una buena balanza. Es como pintar u otras artes, hay que encontrar el peso adecuado»

En un momento dado se llegó a publicar que saldrían 7.
En un momento fueron 7, sí, pero pensé que era demasiado pesado, casi torpe, y mi trabajo es hacer que el disco ofrezca una buena balanza. Es como pintar u otras artes, hay que encontrar el peso adecuado. Algunas canciones son largas. El oyente tendrá que invertir un tiempo, y el oyente tiene ahora mismo tanto que escuchar con lo que han cambiado los hábitos de consumo de música… Así que me llevó mi tiempo dar con la secuencia definitiva.

¿Quién es la protagonista de ‘Exalted’? Porque vemos un personaje femenino con muy diferentes facetas.
(risas) Esa canción es sobre la idea de la conciencia femenina, la cultura de las diosas, en contraposición al fascismo del patriarcado. La letra es sobre mi novia, que estaba conmigo en el estudio trabajando en el disco. Yo sabía lo que quería cantar pero tenía problemas para saber exactamente qué. Para ella la canción era como una «exaltación» y me dijo que tenía que haber un mensaje de amor de la Madre Tierra, de la cultura femenina. Leyó unas palabras y me pareció interesante oír a un hombre diciendo esas palabras. Fue como un desafío. Nos fijamos en el compromiso de la cultura femenina, y en Trump luchando contra eso. Por eso esta canción es tan significativa. Fue como una providencia que retrasáramos el disco porque estaba listo para salir el año pasado, en primavera, luego septiembre, luego noviembre. No sé qué me hizo retrasarlo, pero fue en diciembre cuando decidí que estaba listo.

¿Pero qué fue cambiando?
La secuencia correcta, los colores de la portada. Tenía diferentes ideas. La fotógrafa hizo fotos mías en Lisboa, yo no quería salir en la portada, pero con los colores de la ilustradora, cambié de opinión.

Háblame del uso de la palabra «exalted». No es muy común en castellano, aunque es latina.
No es muy común, es como una palabra religiosa, es como cantar a Dios, es una celebración. Es algo que te eleva. Como en los villancicos.

En castellano puede tener connotaciones negativas y políticas, «ser un exaltado» no es bueno. Pero en este caso es exclusivamente espiritual.
Sí. Siempre me han gustado cosas así. En Sonic Youth era un joven católico. ‘Catholic Block’ es un tema de nuestros primeros discos.

«Fue muy bonito ver a Nirvana explotar»

Como músico, ¿cuál ha sido tu momento más feliz?
¡Oh! Creo que entre el 90 y el 91, de gira por Europa, con Nirvana. Está documentado. También estuvo el tour de Sonic Youth, Sebadoh y Pavement, pero el tour con Nirvana fue más interesante, porque estábamos las dos bandas en un momento muy bueno y fue muy bonito ver a Nirvana explotar.

¿Qué te ha parecido el retrato que hace de esa época Kim Gordon en su libro?
No lo he leído. Pedí una copia pero no me lo mandaron. Estoy esperando.

¿En serio? Bueno, pues el retrato que hace de Courtney Love es muy divertido. Al final es casi tierno.
¿No dice que está loca o algo así?

Es divertido, dice que es un peligro, pero sí. ¿Qué pasará con el futuro de Sonic Youth? ¿Habrá un comunicado sobre el fin definitivo del grupo?
No. Cuando hicimos la última gira sabíamos que sería la última gira, pero no hablamos de hacer un comunicado. Necesitábamos tomar un descanso para nuestras vidas personales. Pero nadie dijo nada sobre parar. Nadie estaba preparado para volver.

«Nunca dije que Sonic Youth hubiera acabado, pero sabía que no podía continuar por la situación de algunos miembros»

Yo creo que aún debéis un comunicado aclarando lo que va a pasar, «nunca volveremos», «quizá volveremos».
¿En serio? (risas). Pues vais a tener que esperar un montón. Nunca he pensado en eso. Sonic Youth es una banda que empecé y nombré. Duró mucho. Nunca dije que hubiera acabado. Sabía que no podía continuar por la situación de algunos miembros. ¿Qué vamos a hacer? La banda no puede funcionar. Es lo que es. Anuncio de verdad no vamos a hacer.

¿Qué es lo más punk que se puede hacer a día de hoy? ¿Realmente copiar a Sonic Youth es algo alternativo?
Todo el mundo tiene que ser genuino. El punk es lo que tiene que ser, eso es todo lo que te puedo decir.

¿Todavía buscas algo subversivo?
No, pero nunca lo he buscado. Siempre estuvo ahí. No tienes que buscarlo. No tenía necesidad como joven de buscar algo subversivo. Simplemente era lo que me interesaba. Me gustaba trabajar fuera de lo establecido. Me gustaban los Beatles o Fleetwood Mac pero también Captain Beefheart, los Stooges… me daban mucha curiosidad porque eran muy diferentes. Había algo en su expresión, como que no querían formar parte de lo establecido y me gustaba mucho. Las voces saliendo de lugares distintos. New York Dolls, Patti Smith… Era el 77, el 78 y tenía la edad adecuada, 19 años, y estaba cerca de Nueva York, del CBGB, del Kansas City, eran lugares muy aventurado. Había una sensación de peligro, pero a su vez eran lugares muy seguros y yo quería estar ahí. Me interesaba Allen Ginsberg… y estaba todo ahí. Así que me metí de lleno.

«El punk-rock está completamente aceptado. Puede ponerse la música muy alto pero ya no es algo radical»

¿Qué tipo de artistas te gustan ahora?
Normalmente los que están empezando. Sus primeros pasos son los más interesantes cuando no saben aún tocar. Eso es lo mejor. Cuando no están perfeccionados por la experiencia. Solo estás ahí una vez. No me interesa mucho lo que rodea a cada artista, quiero que me dejen en paz, no me gusta mucho socializar. Pero sí voy a cosas a experimentación e improvisación. De alguna manera el punk-rock está completamente aceptado. Puede ponerse la música muy alto pero ya no es radical.

Porque está demasiado aceptado…
Sí, pero también la experimentación y la improvisación. Voy más que nada porque me gusta y me da ideas. Por otros aspectos, por la música de por sí. La música es muy visual para mí. No me gusta beber cerveza, estar en el bar, en una barra… es algo me aburre un montón. Si voy al Cafe OTO de Londres, que es un buen sitio para la música experimental, me dedico a los músicos. Hablo con la gente, no soy un raro asocial, pero no salgo porque me sienta solo. Me gusta la soledad, me gusta estar en casa, y hacer lo que hago.

«El planeta está interconectado, no podemos crear fronteras y muros. Destruir culturas con muros no es lo que tenemos que hacer ahora mismo»

¿Vives en Londres ahora mismo?
Entre América y Londres, viajo tanto que vivo en el planeta. El planeta está interconectado, no podemos crear fronteras y muros. Date cuenta de cómo están las cosas. Tenemos que cuidar los unos de los otros. Destruir culturas con muros no es lo que tenemos que hacer ahora mismo. Son juegos de niños.

Londres es un sitio gigante, a pesar de estar en una etapa bastante espiritual, has optado por otra ciudad tan enorme como Nueva York.
Mi novia vive ahí y quería estar con ella. Podría haber sido Valencia o lo que sea (se ríe).

Me ha sorprendido mucho que tu disco lo produzca Paul Epworth. No te hacía fan de…
¡Adele! (risas)

No te veo oyendo un disco entero de Adele.
No sé si un disco entero, pero me gusta Adele. Conocí a Paul por The Pop Group, hablé con Mark Stewart, y me dijo que habían grabado en su estudio su último disco. Le conocían de Bristol. Yo no sabía quién era, me explicaron que había trabajado con Adele y Florence. Me pareció interesante, me daba curiosidad saber cómo sería su estudio. Nacimos el mismo día (de años distintos), empezamos a quedar y me encantó el estudio que tiene construido como una iglesia (The Church Studios). Es como una iglesia enorme, la habitación es enorme, con material de Pink Floyd, de Rolling Stones… Trabajamos 5 o 6 días, fue muy rápido, mezclé en Seatle y mastericé en Chicago.

¿Qué aportó Paul Epworth a tu grabación?
Paul trabaja con 3 o 4 ingenieros de sonido muy buenos. Trabaja mucho con los instrumentos, asegurándose de que todo se está grabando sacando el mayor partido a cómo suena la banda. Se pone en la sala, escucha, sobre todo en cuanto a las baterías se asegura de que se graben bien. Es de lo más importante en una grabación. Él es batería y trabaja mucho con su sonido. Además, me dio un lugar en el que trabajar. Está muy sensibilizado con el tema de no tomar las riendas «haz esto, haz lo otro». He trabajado en esto dos décadas y él lo entiende, lo respeta y me deja trabajar. Pero siempre estaba ahí, escuchando, opinando cuando tenía que opinar, pero nunca «sobreescribiendo». Volvería a trabajar con él sin duda.

La nota de prensa menciona que los dos sois Leo en el umbral de Cáncer.
Es parte de la historia, sí.

¿Y es algo importante para ti?
Sí, sí, sí. Porque no creo que sea casualidad, es una providencia para que estuviéramos juntos.

¿Sabes de qué signo son todos los productores con los que has trabajado?
No, de este solo.

Me suena a un comentario, el del signo del productor, que podría hacer Madonna, que además también es Leo y nació con muy pocos días de diferencia con respecto a ti, en el mismo año.
Sí, ella es del 16 de agosto.

Siempre me ha hecho mucha gracia vuestro maxi de Ciccone Youth. ¿Qué te dijo Madonna sobre él?
Cuando lo hicimos, tomé una foto suya del periódico y la fotocopiamos hasta que empezó a desaparecer y solo se perciben sus ojos. Es un retrato como de la decadencia, pero de una manera hermosa. Le mandaron una copia de la portada y ella escribió de vuelta: «por mí, vale, pero no se lo enseñéis a mi mánager». No lo iban a ver porque éramos súper underground. No creo que sus managers lo hayan visto a día de hoy.

Para mí siempre ha sido muy simbólico. 1985, el mundo no sabe cuán importantes iban a ser Sonic Youth, el mundo no sabe cuán importante va a ser Madonna.
Ella ya era enorme. Yo no la conocía, pero teníamos amigos en común, nos decíamos «hola» por la calle. Entonces ella se volvió muy famosa y dos años después me la encontré. Se me giró aunque iba con unos guardaespaldas, me vio y me dijo «hola». Éramos vecinos y me quedé como pensando «sigo aquí», «sigues ahí, si estás en todas las portadas». Era como el 86 o el 87.

Para mí siempre habéis representado las dos vertientes del underground de Nueva York en los 80, el punk underground y la cultura disco-gay.
El disco era también underground, estaba muy, muy relacionado. Fueron tiempos muy emocionantes.

«Studio 54 era cocaína y dinero. Pero la cultura de Nueva York era otra cosa muy diferente»

¿Y crees que siguen tan conectados a día de hoy?
Muchas cosas cambian. La cultura punk se ha desarrollado en muchos sentidos. La cultura art-rock de donde Sonic Youth salió probablemente, contenía punk-rock, clubs de gente joven, todo eso. Y el disco, la cultura gay, terminó yendo a otros sitios, empezó a ser más esclavo de la moda… Los 80 cambió radicalmente la cultura gay y la cultura rock, fue un período impresionante. Hubo activismo y lucha contra el sida, lo más importante fue combatir eso. Mucha gente se ha olvidado pero fue muy duro. El sida fue una plaga, fue triste y horrible. Había que luchar contra Ronald Reagan, era una mierda. La enfermedad estaba matando a la gente. Mucha gente que conozco ahora se fue demasiado joven. No solo en Nueva York sino en San Francisco y otros lugares. Mucha gente, visionarios, artistas, murieron, como Keith Haring, una persona hermosa. Las cosas han cambiado. Pero al principio, había una escena muy integrada y la cultura punk fue también una cultura gay, creativa, un lugar seguro en el que resguardarte, se aceptaba a todo el mundo. Fue hermoso. Studio 54 era cocaína y dinero. (se ríe) Pero la cultura de Nueva York era otra cosa muy diferente y Nueva York fue un feliz sitio al que ir. Las cosas van en círculos.

Quizá Trump vuelve a unir escenas…
Sí, a algún nivel. La dinámica es muy diferente, pero siempre será interesante ver qué pasa.

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